Cultura

Los espacios entre lo relatado y lo presentido

El nombre de Paco Conti, cordobés de nacimiento, los tenemos muchos vinculado a La Línea de Manolo Alés. Manolo en sus comienzos se sintió muy apoyado cuando el pintor estaba al frente de la Concejalía de Cultura del ayuntamiento linense, y éste encontró en aquél muchos planteamientos artísticos para su carrera en el complejo universo de un arte en el que hay que saber moverse y encontrar referencias válidas para saber a qué atenerse. En esto, Manolo era un especialísimo maestro y, con él, Paco Conti tuvo los horizontes diáfanos para andar con solvencia. Ahora llega a la Galería linense con una obra que se encuentra posicionada en los estamentos de un abstracción con muchos esquemas evocadores; una abstracción que ha diluido los contornos de lo concreto pero que, sin embargo, asume los límites referenciales de una presunción que acorta las fronteras de la absoluta reducción plástica que patrocina el abstracto.

Una línea de supuesto horizonte distribuye una escena en la que todo se supedita a unas formas de inconexa estructura que, sin dejar el hilo conductor de esa esencialidad abstracta, nos acerca a un universo presentido que deja entrever una especie de paisaje donde la cara de la realidad ha sido transformada en un desarrollo plástico, sin esquemas ilustrativos, que abren absolutamente las compuertas de una evocación a la que cada cual la puede dotar de identidad representativa y significativa.

Se trata de una pintura llena de lirismo, de sensualidad, de belleza formal; una pintura que abre las perspectivas de una emotividad marcada por la presencia de lo mediato o por la imposible inmediatez de lo ausente. Registros paradójicos que desentrañan infinitas modalidades estéticas de un formalismo que hace cercano lo lejano, que diluye los espacios fronterizos entre lo presente y lo que se intuye, entre lo abstracto y lo concreto, entre la forma y el concepto; dualidades que se unifican y acercan extremos, haciendo posible bellos esquemas de feliz conformación.

A Paco Conti lo hemos visto mucho más hecho artísticamente, más maduro en la concepción formal y estética; su pintura deja traslucir que está configurada sabiendo lo que se pretendía. Además, creo que, ya, está pintando lo que quiere y como quiere, sin las cortapisas de las modas y los credos. Todo lo cual se manifiesta en una pintura con

carácter y sumida en las buenas posiciones de lo creado con convicción. Llega Paco Conti a la que fue su casa y donde vio desarrollarse momentos de inusitada trascendencia artística; ahora, lo vemos todo un consumado pintor que sabe manifestar lo que su exigencia creativa le impone.

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