Cultura

La danesa que perdió el equipaje

El carácter convencional de algo se suele medir, equivocadamente, con patrones caducados. Nada más cambiante, en estos tiempos acelerados por la necesidad de sorprender y seducir del mercado, que las convenciones.

Si la academia dice que convencional es lo dicho de una persona, actitud o idea poco originales y acomodaticias y de un acto, una costumbre o una indumentaria que se atienen a las normas mayoritariamente observadas, hay que decir que esta película es tan convencional como Locura de amor lo fue en los años 40, El día de los enamorados en los 50 o El turismo es un gran invento en los 60.

Es decir, es poco original (están muy vistos los dramas cruzados de familias deshechas tras una muerte y de redención que salva al redimido y al redentor: en este caso la familia pierde al padre y se redime al redimir a un amigo drogadicto del difunto); es acomodaticia (se dan cita todos los tópicos políticamente correctos actualmente vigentes); y se atiene a las normas -en este caso cinematográficas- mayoritariamente observadas por quienes quieren competir en el mercado fingiendo que no lo hacen (manieristas tics modernos propios de la imagen supuestamente dura y del cine supuestamente comprometido: ya saben, cámara al hombro o tan cerca de los actores que la lente amenaza doblarles las narices, montaje convulsivo que juega a trampantojos temporales...).

Como tantos otros, la danesa Susanne Bier -que en su día tonteó con la tontería de Dogma- ha llegado a Hollywood de la mano de una obra, Después de la boda, que estuvo nominada al Oscar a la mejor película extranjera. Como tantos otros, parece que perdió su equipaje de ideas y principios en el aeropuerto de Los Ángeles.

Y como tantos otros, se ha buscado un reparto tres en uno (belleza física, supuesta fuerza dramática y fama sancionada por el Oscar de Halle Berry y Benicio del Toro) para fingir que cuenta una historia fuerte con un estilo anticonvencional.

Y la película no es ni lo uno ni lo otro. Más bien lo contrario: una historia blanda contada con lo que hoy es el estilo más convencional en su vacío intento de parecer lo contrario.

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