Cultura

"Todos tenemos un artista dentro, lo difícil es hacer que salga fuera"

  • El próximo curso del taller arranca en octubre con un total de 25 alumnos

Bernardo Collado vino desde la Escuela de Arte de Jerez a Facinas en 2003. Presentó un proyecto al Ayuntamiento para montar un taller de arte. Con el éxito que tuvo, Tarifa apostó por la misma iniciativa, disponible desde hace tres años. El taller cuenta con una lista de espera para la matriculación y un 98% de alumnos que repite la experiencia año tras año.

-Si hay un 98% de alumnos que siempre repiten, hace que el resto que esté en lista de espera tenga menos oportunidades de acceder...

-Esas personas van ascendiendo. Hay programas más desarrollados, más ambiciosos. A mí me da mucha pena. Es como el que quiere estudiar medicina y hay un número limitado. Quien está en el curso, lógicamente, tiene más prioridad en la matrícula. Puede darse el caso de personas que entren en el taller con expectativas determinadas, o que el taller no cumpla esas expectativas, y abandonen. Todavía no me he encontrado con nadie que quiera más de lo que se está dando.

-¿A todos les exige lo mismo?

-No, la enseñanza es muy personalizada. Yo te voy a exigir a ti el nivel que yo palpo, que yo descubro que tienes. En ese sentido soy muy exigente. El mundo está para la gente que quiere hacer cosas. Si a algunos les cuesta más no me importa, estoy yo allí para ayudarles. Hay un dicho muy bonito que decía que el gran maestro lo que hace es motivar, sugerir. Es a lo que aspiro como profesor. Todos tenemos un artista dentro, lo difícil es hacer que ese artista salga y saldrá a distintos niveles. El grupo se plantea retos, cosas muy bonitas e interesantes en el terreno de la expresión artística y gráfica.

-Los alumnos aprenden mucho de usted, pero ¿alguna vez se ha cruzado con alguno que le haya enseñado algo nuevo que no conocía?

-Siempre, continuamente. Si no fuera así, a mí me aburriría. Aprender vas a aprender siempre. En el momento en el que se ponen a trabajar artísticamente, te está enseñando. Te enseña maneras de ver. Hay una señora que no tiene formación ninguna, pero pinta de una manera muy personal. A mí me enseña todos los días cómo ve ella el mundo y cómo lo interpreta.

-¿Cómo se financia el taller?

-Los alumnos pagan una cuota y el Ayuntamiento con una parte económica lo sufraga. El espacio es del ayuntamiento, nos lo cede, y nos ahorramos la luz, agua, limpieza...

-Entonces, el Ayuntamiento apuesta por este taller.

-Sí, apuesta. Pienso que un taller de estas características no es lo normal. Este taller se preocupa de dar una formación artística y cultural verdaderamente importante. Para una ciudad tener algo así es muy importante. Estás poniendo un nivel de enseñanza al alcance de cualquiera. Cualquiera que muestre tener inquietud, sensibilidad y voluntad puede entrar. En ese aspecto, creo que el Ayuntamiento apuesta. Me parece una apuesta inteligente por parte del municipio.

-Hace poco firmasteis el convenio para seguir con la continuidad del taller. ¿Había posibilidades de que se rechazara?

-Creo que, siendo realistas, si cumple con las expectativas del municipio y es rentable, el Ayuntamiento (y cualquier ayuntamiento) va a apostar. En el momento en el que se venga abajo, como todos los proyectos, puede que desaparezca.

-¿Cómo surgió el proyecto de la restauración de la hornacina?

-Al Ayuntamiento se le planteó la restauración. Lógicamente contaron con el taller. Era una cosa delicada y Pérez Villalta tenía que estar de acuerdo con que el taller interviniese ahí. Se han hecho muchas pruebas con pigmentos. Se ha probado y se ha estudiado mucho el tema antes de ponerlo en práctica. Una de mis grandes directrices en el tema del taller es que en el arte la improvisación es negativa. Para mí es una satisfacción que se vea la proyección del taller en la sociedad tarifeña.

-La obra se retiró en octubre para restaurar el hueco, ¿por qué empezó tan tarde la labor?

-Hubo un problema de humedades. Se hizo una primera restauración arquitectónica del interior de la hornacina y se pensaba pintar sobre la marcha. Pero yo quería asegurarme de que aquello estuviese arreglado. Esperamos 15 o 20 días y volvió a salir la humedad, con lo cual hubo que volver a partir de cero. Desde el punto de vista arquitectónico ha tenido muchos problemas. Cuando estaba listo, le metimos mano. Allí habría que hacer algún tipo de intervención para la renovación del aire en el interior porque es un espacio muy pequeño dentro de la muralla y absorbe la humedad. Es posible que aparezca de nuevo.

-¿Cómo plantea el nuevo curso?

-Hay cosas puntuales que son novedades. Algo importante para el desarrollo del curso es que vamos a tener casi el doble de espacio que teníamos antes, con lo cual, la gente podrá trabajar con mucha más comodidad. Este año vamos a ir a Londres o a París. Hay varios proyectos que no quiero desvelar y son muy interesantes.

-¿Quién paga los viajes?

-El Ayuntamiento cuando ha podido colaborar lo ha hecho, pero en cantidades mínimas. Lo pagamos nosotros. Ese es uno de los temas que tengo en cartera: buscar la posibilidad de que algunas empresas con cierto potencial se involucren más en el taller. Si se reúne un grupo de varias empresa que se comprometa en cierto sentido, de maravilla. Pero de momento nada.

-¿Qué destacaría de su taller?

-Es un espacio en el que cualquier persona puede tener la oportunidad de manifestarse artísticamente. En este taller se ven las circunstancias para que esto se produzca, que eso aflore, que salga. Parece ser que se consigue, en muchos casos.

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