Cultura

Will Smith es un hombre atormentado en 'Siete almas'

  • El actor estadounidense presentó ayer en Madrid su última película que llegará a los cines este viernes · Vuelve a trabajar con el mismo director de 'En busca de la felicidad'

Aunque dice sentirse más cómodo en la comedia pues la risa es para él una "necesidad emocional, espiritual y física", Will Smith regresa este viernes a la gran pantalla con el drama Siete almas, la historia de un hombre atormentado por su pasado que intenta redimirse ayudando a siete desconocidos. "Quiero hacer muchas diferentes clases de películas", explicó ayer el actor ante los medios haciendo alarde de sus conocimientos de castellano.

Para Smith, que no dejado de bromear durante toda su comparecencia, la comedia es su "espacio natural", aunque el drama le está ayudando a "crecer como actor", añadió ya en inglés. Por este motivo, y por la oportunidad de volver a trabajar con el realizador Gabrielle Muccino, quien ya le dirigió en En busca de la felicidad -cinta que le valió una de sus dos candidaturas al Óscar-, Will Smith aceptó rebajar su salario y meterse en la piel de un personaje con el que, por primera vez en su carrera, tuvo dificultades para identificarse.

"Probablemente sería capaz de tomar sus decisiones, pero quizá no lo haría", matizó el intérprete al referirse a Ben, un supuesto agente del fisco que decide sacrificarse y brindar todo tipo de ayuda -financiera, espiritual o médica- a personas desesperadas como cauce para su propia salvación.

Pero su estudiado plan se verá alterado cuando entre en escena Emily Posa, a quien da vida la actriz Rosario Dawson, una paciente con problemas cardiacos de la que Ben se enamora y que le hace plantearse las posibilidades más altruistas del amor.

El director, a quien el propio actor ha formulado la primera pregunta, calificó Siete almas como "un gran reto", sobre todo a la hora de lograr que el ritmo y la energía fueran una constante a lo largo de todo el metraje.

"Quería buscar la ternura en cada escena pero sin que el público perdiera el interés", explicó Muccino, para quien esta película "abre a los ojos a nuevas rutas dentro de Hollywood".

Actor y director, que no han dejado de elogiarse, han coincido en afirmar que Siete almas no será la última colaboración entre ambos, aunque por tratarse de un tipo de película "diferente" no se alcancen las millonarias recaudaciones de otros títulos de Smith.

"No me gustaría que esta película fuera comparada, por ejemplo, con Soy leyenda", dijo el actor que, entre bromas, atribuyó su éxito al tamaño de sus orejas. "Yo, Barak Obama y Mickey Mouse demostramos que las orejas son una especie de fetiche en América", dijo Smith restando importancia al hecho de ser el actor más taquillero de 2008 según una encuesta reciente.

Ya más serio, el actor tildó la victoria presidencial de Obama como "un triunfo no para América, sino para la humanidad", y subrayó que para ser buen actor es necesario "explorar el amor por las personas", pues el cine es "una ventana en la que se muestran aspectos de los seres humanos".

"Hay que buscar la idea central de cada película", añadió Smith, poniendo de ejemplo el "superhéroe alcohólico" de uno de sus últimos éxitos Hancock.

Para el estadounidense, "todos somos un poco este superhéroe" por cuanto no aprovechamos nuestro potencial, algo que personalmente le "cabrea". En este momento Smith se ha embarcado en la producción del remake americano del éxito francés Bienvenidos al norte, del director Dany Boon, pues, como explicó, quiere "conocer gente y ampliarse como actor y director".

En cuanto a trabajar en España, el actor tampoco descarta la posibilidad, mientras Muccini, entre risas, plantea un posible trueque: Will Smith por Javier Bardem.

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