Cultura

Veinte años no es nada

Comedia, España, 2015, 105 min. Dirección y guión: Álvaro Fernández Armero. Fotografía: David Azcano. Música: Mikel Salas. Intérpretes: Inma Cuesta, Raúl Arévalo, Candela Peña, Irene Escolar, Alicia Rubio, Alberto San Juan. Guadalquivir, El Tablero.

Viendo Las ovejas no pierden el tren uno pudiera tener la sensación de que nada ha pasado en el cine español de los últimos 20 años, como si aquellas primeras comedias de los 90 de Fernández Armero (Todo es mentira, Brujas, Nada en la nevera) se hubieran seguido haciendo con continuidad y alevosía, cambiando a los Coque Malla y Penélope Cruz de entonces por los Raúl Arévalo e Inma Cuesta de ahora, pero en unos mismos papeles y estereotipos cómicos. La cosa es que esta comedia se quiere, además, en perspectiva y distancia irónica sobre aquellos días de ingenuidad y amores de parada de metro para diseccionar ahora el tiempo de las crisis, el agotamiento y el desencanto entre las parejas casadas y con hijos que, como la protagonista, se ha ido a vivir al campo para cambiar de aires.

Lo que tampoco parece haber cambiado, ay, es el escaso talento u oficio para manejar estos sobados resortes tan caros a la vieja comedia patria, ese pequeño detalle de las formas que no le importa demasiado al gran público, que podría estar divirtiéndose igualmente escuchando este guión y a sus actores en una obra de teatro radiofónico. Encabalgando escena tras escena sin sentido alguno del tempo o del ritmo interno, dejando a los actores en un registro libre y suelto pasado de rosca, algo que juega en contra del ya de por sí excesivo trazo caricaturesco de sus personajes, Armero aspira a entretenernos con la deformación de la crisis de los suyos (padres enfermos incluidos) ofreciendo muy poco cine a cambio (ni un gag visual que llevarnos al recuerdo), demasiado confiado en el poder de sugestión de las identificaciones y los chistes fáciles, demasiado confiado en la valía de lo que ha escrito y en la chispa (muy desigual) de sus actores, despreciando olímpicamente el propio oficio de cineasta. Será un éxito.

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