Cultura

Los Taviani ganan el Oso de Oro en Berlín por su 'shakespeare' carcelario

  • 'Cesare deve morire' está protagonizada por presos reales de una cárcel romana · "Los criminales más duros siguen siendo seres humanos", dicen los octogenarios cineastas

Los directores italianos Paolo y Vittorio Taviani ganaron ayer el Oso de Oro de la Berlinale con su película Cesare deve morire, un impactante filme que traslada el clásico de Shakespeare a una cárcel de alta seguridad de la Roma actual -la prisión de Rebibbia- y que está interpretado por presos reales. Emocionados con el galardón, los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, de 83 y 85 años, dijeron que esta película documental es "el relato del descubrimiento del poder del arte por hombres que viven una tragedia, no sólo por los delitos que cometieron sino por lo dura que es la vida en la cárcel". "Espero que cuando esta película sea proyectada haya entre el público, al regresar a casa, alguien que piense, o comente con algún amigo que la haya visto con él, que incluso los criminales más duros, condenados por ejemplo a cadena perpetua, son y siguen siendo seres humanos", declaró Paolo al recibir el premio. Filmada en blanco y negro y en color, esta película muestra a asesinos y mafiosos actuando en la adaptación libre de la tragedia de Shahespeare, y su propia situación da una nueva resonancia a los temas de traición y venganza de la obra. "También rindo homenaje a los diálogos sencillos y magníficos de Shakespeare", añadió. "Esta obra permitió a los presos durante algunos días volver a la vida. Eso solo duró algunos días, pero ellos hicieron eso con una gran convicción y es para ellos para quienes va nuestro saludo", dijo.

El jurado, presidido por Mike Leigh, dio su máximo premio a los veteranos hermanos y repartió los siguientes honores entre el cine más joven, empezando con el Gran Premio Especial Csak a szél, (Just The Wind), del húngaro Benedek Fliegauf y centrado en los asesinatos xenófobos de gitanos en ese país.

El Oso de Plata al mejor director fue para el alemán Christian Petzold, por Barbara, centrado en una doctora acosada por la Stasi (los servicios secretos) en la antigua Alemania comunista. Su colega portugués Miguel Gomes ganó el Alfred Bauer, en memoria del fundador del festival, con Tabú, una hermosa historia de amor rodada en blanco y negro y ambientada en el África colonial, la cinta también logró el premio de la Federación Internacional de la Crítica, FIPRESCI. Hacia África se fue, asimismo, el Oso de Plata a la mejor interpretación femenina, que ganó la congoleña Rachel Mwanza, por su papel de niña soldado africana en el filme Rebelle. La plata para el mejor actor fue para su colega danés Mikkel Boe Folsgaard, por su papel en En kongelig affaere, (A royal affair), sobre amores palaciegos en tiempos de la Ilustración, galardón para el que partía como favorito su compañero de rodaje Mads Mikkelsen.

El jurado sorprendió, asimismo, dando una mención y un Oso de Plata especial, fuera de programa, a la directora suiza Ursula Meier, por L'enfant d'en Haut, una de las cintas favoritas de la crítica. Junto a Leigh, el jurado estaba integrado por su colega iraní Asghar Farhadi -Oro en 2011 con A Separation-; su colega francés Francois Ozon; la actriz francesa Charlotte Gainsbourg y la alemana Barbara Sukowa; el actor estadounidense Jake Gyllenhaal; el escritor argelino Boualem Sansal y el camarógrafo holandés Anton Corbijn.

El reparto de premios cuadró con el espíritu de la 62 edición de la Berlinale, que este año estuvo marcada por la alta presencia del cine comprometido en todas sus secciones -en total se vieron unos 400 filmes-, pero especialmente en su sección a concurso.

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