Cultura

A Soderbergh se le ve todo

Comedia dramática, EEUU, 2012, 110 min. Dirección y fotografía: Steven Soderbergh. Guión: Reid Carolin. Intérpretes: Matthew McConaughey, Channing Tatum, Olivia Munn, Alex Pettyfer, James Martin Kelly, Cody Horn, Reid Carolin, Avery Camp, George A. Sack Jr., Micaela Johnson. Cines: El Centro, Bahía de Cádiz, Bahía Mar, Yelmo, Multicines Jerez, Cinesa Los Barrios.

El reverso de Boogie Nights. Aquella película -segunda obra de Paul Thomas Anderson que, como la anterior Sidney, mostraba un talento que su posterior filmografía elevaría a genialidad- era una denuncia no retóricamente moralista de los submundos del cine porno, cuya efectividad ética y fortaleza cinematográfica consistía en mostrar los mecanismos de la industria del porno y las consecuencias que tiene sobre las vidas de quienes se integran en él, sin mostrar escenas de las películas. Por el contrario cabe la sospecha de que el siempre listo y a veces inteligente Soderbergh se ha servido del mundo de los strippers masculinos para mostrar aquello que supuestamente se pretende presentar con una cierta intención de denuncia o siquiera como síntoma de no deseables derivas personales y de malestares sociales. En este sentido estamos más cerca del Showgirls de Verhoeven que de Boogie Nights.

Soderbergh, en uno de sus trabajos más flojos, no muestra el mundo de los strippers y sus liberadas espectadoras (supongo que Virginia Woolf o Betty Friedan no estarían muy de acuerdo con este concepto de liberación femenina). Lo exhibe fingiendo que expone asépticamente sus mecanismos a través de un guión tan simple que recuerda los de las viejas comedias musicales cuyo argumento era un pretexto para hilvanar canciones y bailes (en este caso los números de los stripper).

Para colmo de males utiliza los peores tópicos acumulados por las historias de ascensos, caídas y redenciones de jóvenes seducidos por el éxito en un entorno en el que esto quiere decir autodestrucción. Eso sí: todo correctamente rodado, porque Soderbergh es siempre un solvente artesano. Que sea un creador, ya es otra cosa. La historia dirá. Aunque esta película muestra más de lo que su habitual astucia logra disimular.

La interpretación de Matthew McConaughey como el maestro de ceremonias de la sala es tan espectacular como superficial. Alex Pettyfer no da mal como el inocente Caperucito que acaba haciéndose amigo de los lobos. Channing Tatum (ex stripper y también productor de esta película) es el inexpresivo lobo que se hace Caperucito gracias al amor redentor de Olivia Munn, única intérprete que da un cierto espesor humano a su personaje.

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