Cultura

Rubén Darío, un viaje andaluz

  • Renacimiento conmemora el centenario de la muerte del poeta con 'Tierras solares', un libro de crónicas en el que recrea sus itinerarios por diversos lugares de la región

Además de renovar la poesía y la lengua española con sus versos, Rubén Darío (1867-1916) fue un profesional que se ganó la vida escribiendo, sobre todo artículos y crónicas como los reunidos en Tierras solares, libro de viajes con el que Renacimiento conmemora el centenario de su muerte.

Las crónicas reunidas en Tierras solares, que recorren España (sobre todo Andalucía), Gibraltar, Tánger, Bélgica, Alemania, Austria-Hungría e Italia, fueron escritas para el diario argentino La Nación, al igual que las que escribió para sus otros cuatro libros de viajes, uno de los cuales, España contemporánea, también ha sido recientemente reeditado.

Si en España contemporánea retrató la realidad del país tras la pérdida de las últimas colonias, en Tierras solares el poeta reunió sus impresiones de los dos viajes que hizo por Europa en diciembre de 1903 y mayo de 1904, el primero por España y Tánger y el segundo por otros países europeos.

Se trató de la tercera vez que el poeta visitó España y la primera que recorrió Andalucía, viaje que emprendió por consejo médico, aquejado de una bronquitis alcohólica que no habría de curarse con el clima frío de París.

Antes de visitar el sur del país, se detuvo en Barcelona y en Madrid, para visitar a Juan Ramón Jiménez, quien dejó descripción del nicaragüense: "Venía vestido de kaki, con sombrero blanco de paja, un panamá, botas amarillas, estrechas, la parte alta sin abrochar, botas que le hacían daño".

En Andalucía, Darío empezó por Granada, donde pudo visitar la Alhambra y el Generalife sin la ya entonces molesta compañía de los turistas, guiado por la hija del jardinero, y prosiguió por Sevilla, donde apreció la obra de Murillo y Valdés Leal en el Hospital de la Caridad y se sintió defraudado por el barrio de Triana, "tan cantado en las coplas".

Córdoba lo deslumbró, y de ella escribió que en ninguna otra ciudad andaluza había "encontrado ese ambiente de antigüedad de esta capital esclarecida y en una época foco, puede decirse, de la sabiduría universal". Ante la Mezquita sumó su voz "a las mil que han lamentado la vandálica religiosidad de los católicos que creyeron preciso demoler obras de arte y afear el recinto de Alah para adorar mejor a Cristo".

El profesor de la Universidad de Sevilla Noel Rivas Bravo, responsable de esta edición, asegura que "el viaje por Andalucía significó para Darío el reencuentro con sus ensueños orientales".

Rivas Bravo afirma que la actividad viajera del poeta fue "inmensa" si se consideran los medios de transporte de su época, ya que recorrió América del Norte y del Sur, Europa y parte de África, lo que le valió, por parte de biógrafos y críticos, los apelativos de "poeta errante" y "centroamericano trotamundos" y la autodenominación de "peregrino de arte de americanas tierras".

De la cantidad de textos que fueron fruto de estos viajes, Rivas Bravo asegura que "en su tiempo no existe publicación periódica en lengua española de verdadera o relativa importancia en donde no haya aparecido su firma ocupando un lugar de excepción".

Y de la ingente obra periodística y viajera del poeta, el profesor lamenta en su estudio introductorio a esta edición que esté "desgraciadamente todavía sin reunir y clasificar en su totalidad".

Sobre la labor periodística del poeta, Rivas Bravo recuerda que fue "un genio precoz" y que desde su "temprana adolescencia" escribió a diario en la prensa nicaragüense.

Tierras solares se publicó por primera vez en libro en 1904, en la colección Biblioteca Nacional y Extranjera del editor Leonardo Williams, y se publicó por última vez hace 15 años en Nicaragua, también en edición crítica de Rivas Bravo.

Darío (1867-1916) fue un viajero incansable, un poeta peregrino. De genio precoz, durante toda su vida fue también redactor, fundador y director de diarios y revistas, aunque su grandiosidad de poeta ha opacado esta faceta importante de su escritura. Con él y su ejemplo se inicia en América Latina un nuevo modo de entender la vocación del escritor, la de una entrega total y sin contemplaciones a la propia obra. Las honras fúnebres por su muerte duraron varios días.

En la obra poética de Darío destacan títulos como Azul..., Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza, editados en numerosas ocasiones.

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