Cultura

Rivera y Romero abren la puerta grande en la primera de San Roque

  • El Cordobés no tiene su tarde ante el mejor lote y se muestra sin ganas. La corrida de Guardiola, de buena presentación, ofrece un juego variado y destaca la bravura y la clase del primero de la tarde

El primer festejo de la feria taurina de San Roque tuvo como protagonistas a Francisco Rivera Ordóñez y Alfonso Romero, gran tarde la que ofrecieron los dos diestros ante una corrida de Guardiola, que en líneas generales se dejó. Sobre todo el lote de El Cordobés, que no aprovechó dos buenos toros de un encierro muy bien presentado y de bonitas hechuras. Bien por el empresario al cuidar en esta plaza la presentación.

El triunfador numérico de la tarde fue Rivera Ordóñez, al que se le nota ilusionado y muy a gusto delante de la cara del toro. Toreó bien con el capote a su primero, un animal bravo pero con poca clase. Rivera puso banderillas y se metió al público en el bolsillo en un par al violín. La faena duró lo que el toro le dejó. Se vino abajo el de Guardiola, pero antes el diestro madrileño cuajó muletazos sueltos por el derecho. Pitón por el que tuvo más transmisión. Rivera estuvo valiente y se la jugó cuando se echó de rodillas delante de su enemigo. Se notó el oficio de este torero que el domingo toreará su corrida número mil. Paseó una oreja.

En el segundo de su lote, el quinto de la tarde, Ordóñez cuajó una faena con gusto, con momentos en los que demostró que cuando quiere torea con clase. El de Guardiola no fue fácil y avisó en varias ocasiones sus complicaciones. Lo mejor fue la estocada, que por si sola valía una oreja. Al final cortó dos trofeos.

El caso de Alfonso Romero fue distinto. No tuvo suerte con el lote pero dejó constancia que es un torero preparado, con oficio, que tiene calidad y que merece un mejor trato en las ferias. Ante su primero, un animal que no fue fácil, Romero comenzó a hacer al toro hasta que lo sometió en la muleta. Lo mejor del trasteo fueron dos naturales con empaque, que llegaron al tendido. Todo lo hizo el diestro, que remató la faena con una estocada.

Las cosas no cambiaron mucho en el sexto. De nuevo Romero demostró que tiene gran oficio. La faena tuvo un denominador común: la rotundidad. Tragó el torero en varias series, sobre todo por el izquierdo. Lo hizo todo el torero y metió al toro en la muleta. Demostró ganas.

Lo de El Cordobés no se entiende. No fue ayer su tarde. No entendió al primero de su lote, un gran toro de Guardiola, que embestía con mucha clase y al que había que hacerle todo muy despacio. Díaz no se acopló. Muchos muletazos y desplantes innecesarios. Fue un toro de vuelta al ruedo. Con la espada no estuvo acertado. Al cuarto le cortó la oreja después de dos saltos de la rana y un desplante. Otro gran toro que no supo aprovechar. Estuvo vulgar y sin ganas. Una mala tarde la tiene cualquiera. Paseó un oreja en una vuelta al ruedo muy rápida, como las faenas a sus toros.

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