Cultura

Los Quiñones de El Brujo

Producciones El Brujo y Centro Andaluz de Teatro. Autor: Fernando Quiñones. Adaptación, dirección e interpretación: Rafael Álvarez 'El Brujo'. Iluminación: Miguel A. Camacho. Vestuario: Gergonia E. Mustellier. Escenografía: Equipo Imagen Escénica PEB. Composición musical: Javier Alejano. Percusión: Daniel Sánchez 'Sena'. Día: Viernes 20 de agosto. Duración: 85 minutos. Lugar: Patio porticado de San Luís Gonzaga. Aforo: Lleno.

Fernando el chiclanero sembró la tierra de su quiñón para que Rafael el lucentino recogiera y repartiera los frutos desde lo más alto del proscenio. Uno que ya ha visto a El Brujo hasta sin bigote, sabe parafraseando a Miguel Pantalón, que sus actuaciones se asemejan al cante de una placa de gramófono: bien pero siempre igual. Que también tiene su mérito.

El texto de Fernando Quiñones es un oasis en el Sáhara de Rafael Álvarez que para la ocasión despliega toda su sabiduría de cómico, manejando como nadie los graves y los agudos entre toques palmeros muy de su gusto, y convirtiéndose en el mejor testigo de la existencia vital de un cantaor imaginario nacido en Cádiz -Miguel Pantalón-, esencia de una forma de existir muy reconocible por la Baja Andalucía.

En este nuevo montaje teatral en coproducción del Centro Andaluz de Teatro, con un presupuesto por encima de los 400.000 euros, el espectador tiene la posibilidad de apreciar en vivo y en directo el trabajo intangible de un actor enfrentado en solitario a un buen texto, y para el que el reconocimiento del público es su maná diario.

Durante toda la representación se respira el aire gaditano de La Parra Bomba, de Andresito el de Melchor, de Luis Vélez, de Paco el Corneta y de un sinfín de personajes reconocidos y reconocibles por estos lares y que aderezan el ambiente de las tabernas de Cádiz con su singular presencia.

Las raciales calles portuenses Lechería y Rosa, y cantaores como José El Negro también obtienen su momento de gloria entre las chanzas regadas con vino que nos regala el amigo de Pantalón, que remata la faena contándonos algo muy de aquí: cuando sonó en Cádiz la primera sirena para trabajar en la Fábrica de Tabacos, se murieron tres o cuatro de un ataque al corazón. Auténtico.

Con tres bombillas y tres juegos de sillas con mesas a modo de taberna envueltos en una cámara negra, El brujo testifica y justifica, como nos tiene acostumbrados, esta apuesta escénica que ya pasó en su momento por el FIT y que en el Festival de Comedias de El Puerto ha dejado buen sabor de boca.

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