Cultura

Procesos renovadores

No es que los últimos éxitos hayan servido para descubrir a un gran artista. El mundo del Arte llevaba tiempo teniéndolo muy claro. Ignacio Estudillo es uno de nuestros más sabios, preclaros y conscientes artistas. Los profesionales del asunto lo saben y casi todos - menos los envidiosos, miopes y poco justos, que de todo hay - lo manifiestan sin ambages y totalmente convencidos. El que en las últimas ferias de importancia, JustMad y Estampa, haya sido de los artistas exitosos a los que importantes Fundaciones han adquirido piezas suyas para sus Colecciones, sólo se ha hecho justicia y se ha puesto en valor la alta significación de un joven artista que, con su esclarecedor trabajo, está accediendo a las mejores posiciones del arte español. También su fichaje por una galería importante, ATM de Gijón, atestiguan la importancia de un pintor en plena efervescencia creativa.

Nacho Estudillo forma parte de esa pléyade importantísima de artistas jerezanos jóvenes, ya en esa primera sensata madurez creativa, que desarrolla un Arte serio, sensato, constituido con muy buenos planteamientos artísticos y conceptuales, portador de los valores de la modernidad y alejado de los factores espurios y engañosos que tanto abundan en la creación artística. Compañero, por tanto, en Jerez de Eduardo Millán, Ana Barriga, Javier Palacios o Rocío Cano; claro segmento de un arte que sale de las aulas de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla y que se expande por todos los sectores de una plástica nueva donde tienen cabida las propuestas más comprometidas.

Hablar con Nacho Estudillo supone comprender que sus criterios artísticos y profesionales son poderosos y están muy bien sustentados intelectualmente. Sabe lo que dice, tiene los pies en el suelo y sus horizontes son diáfanos y abiertos pero con las distancias sabiamente argumentadas. Momentos antes de partir para Los Ángeles - su camino artístico no tiene fronteras y no es patrimonio de sitio alguno -, tomamos café acompañados de otro de nuestros grandes, Eduardo Millán. Los dos son cómplices de muchas cosas y ambos mantienen esquemas creativos diferentes pero sustentados en la más absoluta verdad artística. La pintura figurativa que realizan, cada uno en posiciones estéticas distintas, fue caballo de batalla en esta reunión que sirvió para, una vez más, darnos cuenta de la clarividencia de dos artistas sensatos, convencidos y convincentes. Estaban de acuerdo que la figuración es una tendencia penalizada en ambientes regidores de lo artístico y, también, en que existen muy pocas personas con verdadera sensibilidad hacia ella. Se es más proclive a la pintura de fácil mirada y de efectismos epidérmicos. Ese ambiente de camaradería y libertad dialéctica fue paso introductorio para entrar en la exposición que Nacho Estudillo tiene en la galería asturiana ATM, con la que, últimamente, ha estado presente en la feria Estampa de Madrid y con la que, en meses próximos, seguirá acudiendo a las más significativas Ferias de España.

La muestra gijonesa lleva como título esclarecedor "Trust the process" - Confía en el proceso -. En ella se pone en evidencia la propia identidad de la pintura. El pintor afirma con una frase que es toda una declaración de intenciones: " El espacio del cuadro es el espacio de la pintura, no del pintor". Por eso, cada una de las obras presentadas constituye un género sí mismo. Son obras a las que une la perfección de la pintura, el rigor creativo, la fortaleza plástica, el conocimiento del medio artístico. En cada una de ellas existe un concepto estético particular, una realidad única que abre las perspectivas de la representación infinitamente, dejando en suspenso lo que la mirada contempla para afrontar una nueva dimensión del medio ilustrativo. Cada una de las obras es un estamento independiente que formula un desarrollo único y diferente a los demás.

Estudillo parte de la idea de que la pintura sufre una especie de agotamiento estructural, como si el propio desarrollo de la misma, con la sangre totalmente alterada por la repetición - consciente o inconsciente - de esquemas parecidos, tuviera, como desenlaces, alteraciones conceptuales y plásticas que se manifestaran en mínimas y pobres argumentaciones artísticas. Como antídoto, el artista se entusiasma con el proceso creativo, con la particularidad de cada obra, con la " re -construcción " particular de cada asunto que conceda un nuevo sentido a una pintura que debe abandonar esquemas antiguos, obsoletos y faltos de esencia artística.

Lo mejor que le puede pasar al Arte en general y a la Pintura en particular es encontrar artistas con las ideas claras y, en posesión, de fórmulas creativas que hagan posible el establecimiento de una nueva realidad que rompa con esa endeblez manifiesta de lo artístico. Nacho Estudillo lo hace, con esta exposición que sienta las bases de una pintura figurativa con la sangre nueva, sin tanta consanguinidad que empobrezca sus perfiles y haga confiar en un horizonte claro y luminoso.

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