Cultura

Operación Ridículo

A pesar de las fechas, conviene apuntar que Prime Time no es una inocentada, aunque lo parezca. La primera película de Luis Calvo Ramos se quiere seria y metafórica, un aviso en clave de thriller de ciencia ficción sobre las peligrosas derivas de nuestra sociedad del espectáculo y sus productos basura televisivos.

Seria candidata a convertirse en la peor película española de la temporada, lo que no impide su llegada a la cartelera de mano de una filial de la Disney en plena Navidad, Prime Time confirma esa caprichosa tendencia de los estudiantes de cine por hacer una película a toda costa, aun cuando no se tienen ideas, aun cuando no se sabe colocar una cámara, un foco o un micrófono, aun cuando se piensa que con soltar a cuatro caritas conocidas en un decorado de Ikea para que reciten diálogos sonrojantes es suficiente para llamar película al resultado.

Amateur y cutre hasta decir basta, frívola y pretenciosa hasta el ridículo, Prime Time usurpa así es espacio que cada fin de semana le niega nuestra cartelera a otras propuestas mucho más interesantes y arriesgadas mientras ella parece lucir orgullosa su impostura de juguete caro de niño de papá.

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