Estrella Morente (Granada, 1980) regresa esta noche y mañana al Teatro de la Maestranza donde hace 16 meses derrochó luz, pasión y fuerza en el que fue uno de los grandes recitales de la Bienal de Flamenco. En esta vuelta a la ciudad de Sevilla, Estrella, la cantaora de la elegancia en las formas, la de la impecable puesta en escena, la creación artística más plena de Enrique Morente, llega con la herida de la prematura muerte de su padre, a quien dedica este recital -titulado Morente en concierto-, y tiene siempre presente en el pensamiento desde aquel aciago 13 de diciembre de 2010. Desde su reaparición en el Flamenco Festival de Londres en febrero de 2010, Estrella ha recorrido escenarios de toda España y Europa -entre ellos, Viena, el sueño de su padre- reivindicando el legado de uno de los más grandes creadores flamencos del siglo XX. A Sevilla llega con las entradas agotadas y "emocionada y flamenca", como cuenta en la entrevista que ha concedido por correo electrónico a este periódico.

-La gira europea ha sido "una terapia", según sus palabras. ¿Qué tema no falta en su repertorio ahora?, ¿con qué palos se siente más identificada?

-El trabajo dignifica a las personas y realmente es un aliciente para tirar hacia delante en la vida de cada uno. El tema que no falta en mi repertorio es la Habanera imposible, de Carlos Cano, que mi padre adoraba y que habla de Granada.

-¿Qué espectáculo trae en su regreso a Sevilla?, ¿cómo llega?

-Vengo como se viene a Sevilla, emocionada y flamenca...

-El disco que tiene en capilla sigue teniendo el sello de Enrique Morente y cuenta con las colaboraciones de enormes músicos como Vicente Amigo, Michael Nyman y Pat Metheny, ¿cómo ha sido el trabajo con ellos?

-Estamos hablando de gente, músicos, con una dimensión y una categoría fuera de lo normal que han hecho suya nuestra música y nos han regalado la suya. El tratamiento ha sido de respeto y han derrochado generosidad y gusto en este trabajo que para mí, junto a mis hijos, es mi tesoro.

-Se ha incorporado al disco Paco de Lucía. ¿En qué temas participa el maestro?, ¿qué recuerdos tiene de la relación de su padre, usted misma, con Paco?

-Este disco es un disco producido por mi padre, Enrique Morente, desde el principio hasta el final, y la colaboración del maestro [Paco de Lucía] es algo muy serio que se planteó y programó mi padre. Su amigo Paco ha respondido grandioso y fiel a su palabra de tocarme por seguirillas en este disco. Para mí, como para cualquier músico, es un sueño hecho realidad.

-Cómo ha retomado el rumbo de su carrera desde la muerte de su padre, quien, como enorme aficionado que era, le enseñó a escuchar los cantes, seleccionarlos, interpretarlos... ¿Quién le acompaña ahora en este proceso de la producción de su trabajo?

-Es complicado, cuando lo tienes todo, quedarte sin nada. Enrique Morente ha sido el productor más honesto y más puro que haya existido jamás, porque era muy respetuoso con el artista y con las intenciones externas, era una persona con una capacidad de escuchar a los demás muy importante. Independientemente del lazo que nos unía en cada tercio, el altísimo grado de profesionalidad y de integridad, de talento y de arte, con el que marcaba sus pautas hacía que cualquiera que hablase dos minutos con él se saneara para empezar un camino nuevo. Un genio. No podríamos buscarle sustituto, sería una tontería. Lo único que sí podría hacer es ir en busca de otro genio. Inigualable, único: Isidro Muñoz.

-Su familia es un pilar fundamental en su carrera y así siempre lo ha defendido, ¿cómo ve la cantera Morente para nuevos solistas?

-Morente es sinónimo de arte, da igual si nos llamamos Estrella, Soleá o Enrique, si estamos de moda o no, si grabamos o no, si salimos de casa o nos quedamos dentro, nuestras vidas están ligadas inevitablemente a la música, al cine, al teatro, a la cerámica, a la poesía, a la pintura, a los derechos humanos... Yo creo que material hay...