El jurista gaditano Bernardo Periñán Gómez, profesor titular de Derecho Romano de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, acaba de publicar en la editorial Aranzadi el libro El proceso contra L. C. Balbo 'maior'. Estudio jurídico.

En el prólogo Carmen Velasco, directora del Área de conocimiento Derecho Romano de la Pablo Olavide, compara al autor con el personaje de la obra y dice que el primero "es profesor titular de Derecho Romano, cuanto con el protagonista de la misma, Lucio Cornelio Balbo; ambos son gaditanos, aunque de este último me separan algo más de veinte siglos de distancia temporal, y ciertamente también de otra índole, mientras que con el primero, además de la contemporaneidad me unen muchos puntos de conexión intelectual, que se añaden al afecto profundo que nos procesamos".

- ¿Cómo se le ocurrió escribir un libro sobre este singular personaje gaditano?

- Balbo el Mayor es un personaje bien estudiado por los historiadores, pero no por los juristas. He tratado de reconstruir el proceso al que se le somete en Roma en el año 56 a. C., utilizando para ello el discurso de defensa de su abogado, que es nada menos que Cicerón. El personaje me atrajo hace ya muchos años a través de la obra de Juan Francisco Rodríguez Neila y me consta que mi admirado Fernando Quiñones también se interesó por él desde el punto de vista literario. Quizá haber nacido encima del teatro romano de Cádiz, en el Hospital de San Juan de Dios, me predestinó para eso.

- ¿La historia de Balbo el Mayor recuerda bastante a la del banquero Mario Conde, pese a los siglos entre uno y otro?

- La comparación con Mario Conde no es exacta, pero vale para identificar a un personaje poderoso del mundo de los negocios que tiene ambiciones política y acaba frente a un tribunal. A diferencia del famoso banquero, Balbo sale absuelto y tiene una vida llena de éxitos en su carrera hacia el poder. Colaboró en distinto grado con Pompeyo, César y Octavio, y llegó a ser senador y cónsul de Roma. Todo ello viniendo de Gades, antes de que nuestra ciudad fuera plenamente romanizada y tras haberse jugado el tipo por Roma. Balbo apuesta muy fuerte, pero gana finalmente la partida.

-¿Porqué motivos fue procesado?

- La aristocracia senatorial acusó a Balbo de usurpar la condición de ciudadano romano, lo que habría acabado con él y afectado a los acontecimientos históricos de su época. La acusación tiene una motivación política, ya que es un personaje claves en la alianza entre César, Pompeyo y Craso para controlar Roma. En mi opinión, Balbo es una pieza muy valiosa en la lucha por el poder de la época final de la República y la transición al Principado, la mano derecha de César en ese periodo pero muy bien relacionado con Pompeyo. Manos mal que el triunvirato se recompuso justo antes de su enjuiciamiento, si no a lo mejor se lo llevan por delante y estamos hablando de una condena y no de una absolución. Se puede decir que a Balbo cambió el viento, roló a levante y se le puso todo a su favor.

-¿Hasta logró que le concedieran la ciudadanía romana?

- Se la concedió Pompeyo en el año 72 a.C. como premio por su colaboración en las guerras contra el rebelde Sertorio, que llegó a controlar buene parte de la Península Ibérica. El Senado romano mandó nada menos que a Pompeyo el Grande para acabar con la revuelta, quien se encuentra aquí con la colaboración del gaditano Balbo. Este buscaba aliarse con Roma para asegurar las vías de comercio marítimo entre Cádiz y la metrópoli. Balbo defendió los intereses de Cádiz y los de Roma durante toda su carrera política.

-¿Quién era Balbo el Menor?

- Es sobrino del protagonista de mi estudio y gana su fama en Roma como militar victorioso, lo que no le impide gobernar Gades y engrandecerla, como puede comprobarse en el fastuoso teatro cuya construcción impulsó.

-¿Cómo sería aquel Cádiz de Balbo?

- El Cádiz del s.I a.C. era ya una ciudad singular en el sur de Hispania, con una historia propia forjada incluso frente la dominación púnica. Como no puede ser de otra manera, Gades era un centro de negocios gracias a su puerto natural, con una importante población de comerciantes. Las rutas comerciales con Roma y resto del mediterráneo son continuas. Al mismo tiempo, la ciudad tenía su propio Derecho y sus instituciones políticas autóctonas, y hasta celebró dos tratados internacionales con Roma.