Cultura

Madreles y Lele, buen sabor de boca flamenco en el Cante Grande

  • Los artistas algecireños abren 2018 en la entidad de La Cañá

Madreles, con Fran de Algeciras en la Sociedad del Cante Grande.

Madreles, con Fran de Algeciras en la Sociedad del Cante Grande. / j.m.s.

La del arranque de 2018 en la Sociedad del Cante Grande de Algeciras fue una noche llena de detalles interesantes. La entidad algecireña apostó por lo local para empezar con buen pie estos doce meses, sabedora de que el flamenco en la vieja Al-Yazirat vive momentos de una efervescencia muy ilusionante para artistas y aficionados. El cartel lo compusieron Antonio Madreles -historia viva del cante en esta ciudad- y Rafael El Lele, cuya apuesta en plena formación está cada vez más madura, más cuajada. Progresa adecuadamente, si habláramos de un imaginario boletín de calificaciones que analizase su arte.

Arropado por muchos seguidores -el barrio de El Saladillo del que procede lo sigue con devoción- supo incluso sobreponerse a los ataques del invierno a su garganta y por seguiriyas alcanzó unos minutos para la emoción y el recuerdo. Para la expresión del dolor que encandila a cualquier a testigo de su voz. Prometió darlo todo pese a esa dificultad y así fue, dejando un sello de honestidad que ya se le conoce desde su pertenencia al joven grupo flamenco conformado por la bailaora Mónika Bellido.

De esa agrupación forma parte también el tocaor que escoltó tanto a El Lele como a Madreles, Fran de Algeciras, cuya guitarra sonó con sabor y precisión. Magníficamente presentados por el periodista Alejandro Domínguez, El Lele abrió y dio paso luego a Madreles. Su oficio y veteranía quedaron patentes. Antonio Madreles tiene un aire muy especial, que más se pone de manifiesto cuando ejecuta el que sin duda es uno de sus palos predilectos, las alegrías de Cádiz. ¿Está un artista todos los días en estado superlativo? No. ¿El flamenco es todos los días igual, como si fuera un troquel que acuña siempre de idéntica manera? Tampoco. El veterano cantaor, que tiene una calle con su nombre en La Juliana, es un perfeccionista y no terminó contento de su actuación. Pero he ahí un curioso contraste: que a la afición sí que gustó y convenció con muchas de las cosas que hizo sobre las tablas. Esto, independientemente de que Madreles solo hay uno y, días y momentos, muchísimos. Su figura histórica no debe martirizarse a sí misma por algo que él considere que pudo sacar adelante mejor, porque su currículum y trayectoria de décadas en el flamenco están ahí y eso ya no lo puede borrar nadie.

Ambos, El Lele y Madreles, son a la postre futuro y presente de lo jondo en Algeciras. Generaron debate y fueron los motores de una velada plena de flamenquería, que es de lo que se trata. Todo enmarcado en una peña abarrotada de un público ávido de que se abriese por fin el calendario de actividades de este 2018. Muchos artistas (José El Pañero, el linense Morenito Hijo, Mónika Bellido, el tocaor Antoñito Martín) estaban en la sala y arroparon a sus compañeros sobre el escenario y eso siempre es un aliciente para los aficionados.

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