Cultura

Leonard Cohen focaliza la atención de un FIB cuajado de grandes nombres

  • El rey de los festivales españoles inicia el jueves su decimocuarta edición · El cantautor canadiense comparte cartel con los también veteranos My Bloody Valentine, Siouxsie, Morrisey y New York Dolls

Transcurrido el gigantesco Rock in Río, toca concentrar atención y esfuerzos en torno al elenco de artistas que desfilará por el mítico recinto de Benicàssim desde este jueves hasta el próximo domingo. El FIB Heineken, un evento al que tradicionalmente se ha imputado una cierta sumisión a los dictados de la prensa británica, despliega este año todo su poder de seducción -y de negociación- en torno a una figura atemporal, alejada de cualquier sospecha de impacto mediático, como es Leonard Cohen. El venerable cantautor canadiense dota este año a la cita valenciana de un punto de exquisitez que pondrá a prueba el juicio y la sensibilidad del público que cada año abarrota el Escenario Verde. Si a ello se añade la posibilidad real de dueto con Enrique Morente -que ese mismo día estará defendiendo su Omega junto a Lagartija Nick- comprenderán que el último día del festival debería ir contando, a priori, con un hueco permanente en nuestra memoria musical.

Si bien es cierto que Leonard Cohen acapara la mayor parte de los focos de esta edición del FIB, no lo es menos que sin él estaría igualmente justificado el desplazamiento hacia el Levante. El retorno, tras más de quince años de ausencia, de los influyentes My Bloody Valentine, a la que toda una generación de aficionados no ha tenido la oportunidad de ver, constituye por sí solo otro motivo.

Un dato para la reflexión es que el escenario principal estará marcado en buena medida por la veteranía de los nombres que lo componen. A los ya mencionados hay que unir los de Morrissey -satisfecho de su triunfo de 2006-, la mítica dama del glam, Siouxsie, o unos New York Dolls que el 7 de junio en Sevilla se mostraron singularmente pletóricos. Por su parte, y en otro emplazamiento, Tricky regresa para discutir a Portishead el trono de Bristol -que no del Bristol sound.

Abundando en la negación de la ascendencia filobritánica del FIB, hay que destacar la presencia de figuras tan lustrosas como las de Mark Eitzel y Ben Gibbard, ambos al frente de bandas (American Music Club y Death Cab for Cutie) de largo recorrido y prestigio indiscutido. Más vaivenes ha sufrido Anton Newcombe con sus Brian Jonestown Massacre, cuestionablemente ubicados en el Escenario Verde. En el capítulo del folk con más o menos querencia rock, sobresalen tres sospechosos habituales que no nos cansamos de ver: el ex líder de Clem Snide, Eef Barzelay, Micah P. Hinson, éste con disco recién estrenado donde vuelve a dar rienda suelta a su particular quejío, y Will Johnson, esta vez con South San Gabriel.

La presencia nacional, aunque algo famélica, oferta nombres de alto interés; desde La Casa Azul, inmersos en su año mágico, a los sorprendentes Manos de Topo, pasando por El Columpio Asesino, un combo que no suele dejar indiferente a nadie en sus arrolladores directos. También es reseñable la presencia de Krakovia, cuyas expectativas están respondiendo al plan trazado por su líder, David Kano; los discutidos Facto Delafé y las Flores Azules; unos Lori Meyers que, en esta temporada, han de madurar definitivamente su directo, y Single, la delicatessen pop entregada por Ibon Errazkin y Teresa Iturrioz. A todos ellos viene a sumarse un nutrido grupo de Djs donde, comandados por Aldo Linares, brillan históricos de Radio 3 (J. de Pablos, Chema Rey) o activistas del calibre de Two Pias Dj's.

Finalmente, y de cara a la cuota masiva con la que ha de contar una cita de estas características, los organizadores han optado por otorgar esa responsabilidad a las magnéticas personalidades de Mika y Gnarls Barkley. Mientras, es previsible que The Raconteurs o The Kills batan el récord, establecido el año pasado por Arctic Monkeys, de lanzamiento de cerveza entre el público del Escenario Verde.

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