Cultura

Joselillo pierde la Puerta Grande por la espada y escucha tres avisos

  • El sevillano Salvador Cortés da una vuelta al ruedo tras despachar a su primer oponente · José Ignacio Uceda Leal, con el peor lote, es silenciado en su faena

El matador de toros José Miguel Pérez Joselillo, en su debut en Pamplona, se convirtió en el protagonista de la tarde. Tras cortar una oreja a su primer toro y estar a punto de cortar otra en su segundo y abrir la Puerta Grande, escuchó los tres avisos ante su segundo oponente.

En el octavo festejo, que se celebró con un piso de plaza en malas condiciones debido a la lluvia, se vivieron momentos muy dispares y emotivos. La corrida de Dolores Aguirre, imponente y de desigual juego, tuvo tres toros encastados.

Joselillo cortó una oreja a su primer toro, un animal con posibilidades, que humilló y persiguió bien la muleta. El vallisoletano se mostró muy firme y valiente, con muletazos muy meritorio. Tras una estocada, intentó dar un natural al toro, que le volteó de forma espectacular, aunque todo quedó en un susto. Fue premiado con un trofeo en su debut sanferminero.

Con el sexto, Joselillo estuvo nuevamente solvente con la franela, en una faena en la que se mostró seguro, sacando muletazos de mucho mérito a un toro con movilidad y al que le tenía cortada una oreja. Tras fallar con la espada reiteradamente, propinando tres pinchazos y una media estocada, el toro se puso muy difícil para descabellar y Joselillo escuchó los tres avisos reglamentarios. Desolado, se fue a la barrera tras haber rozado la gloria, siendo el animal sacrificado en los corrales.

Salvador Cortés dio una vuelta al ruedo en el primero de su lote, tras negarle la presidencia una oreja que fue solicitada por el público. El astado, noble, empleó en el tercio de varas y tuvo recorrido. El diestro sevillano le cuajó una buena faena bajo la lluvia, comenzando con dos pases cambiados para torear con gusto por ambos pitones, dando buenos muletazos, con limpieza, dando siempre la distancia necesaria al animal. Hubiera sido premiado con una oreja, pero pinchó y todo quedó en una vuelta al ruedo.

Con el quinto toro, un animal que resultó soso y deslucido, el diestro de Mairena del Aljarafe, porfió y llegó a sacar una estimable tanda con la izquierda.

José Ignacio Uceda Leal se llevó el peor lote del encierro y no tuvo su tarde. Con su primero, manso y que fue aprendiendo a media que transcurría la lidia, no se centró. Desconfiado, optó por abreviar y falló con los aceros. Con el deslucido cuarto, tampoco se acopló y volvió a mostrarse desacertado con la espada.

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