El actor vejeriego Jesús Castro asegura que su carrera va "por el buen camino", aunque reconoce que tras protagonizar la película El niño, estrenada en 2014, pensó que el público lo conocería "durante un tiempo" y más tarde se dedicaría a "servir copas o trabajar en lo que fuera, buscándome la vida".

"Lo suyo es llegar para quedarte, no hacer un proyecto y parar ahí", afirmó durante un encuentro con los periodistas en Níjar, (Almería), donde rueda la serie Mar de plástico, para Antena 3.

El joven actor, de 22 años, dice no sentir que ya "se haya quedado" en el mundo cinematográfico ni cree "que lo sienta nunca, porque tendría un problema".

Reconoce que aún le falta "muchísimo que aprender", por lo que se comporta como un "teléfono en modo avión, pero en modo esponja". "Cuando habla la gente que sabe, tú te callas, escuchas y es lo que hay", afirma sobre su trabajo cotidiano en los dos últimos años, un tiempo en el que "no te puedes imaginar todo lo que he aprendido". "No hay curso de interpretación ni nada que te enseñe esto, porque he aprendido a la vez que he estado trabajando y con los mejores encima".

El joven asegura que realiza uno de "los primeros trabajos en los que no mira el reloj", y que se adapta tanto al cine como a la televisión. Tras dos años de intenso trabajo dice que ya no sabe qué son "las vacaciones", aunque no se lamenta, pues cree que "ya habrá tiempo de parar".

"En este tiempo noto que he aprendido muchísimo, sé que tiempo de vacaciones tendré, pero es el momento de aprender con la gente con la que estoy, así que ahora toca lo que toca y ya vendrán las vacaciones".

Castro, que se define como un chico "muy tranquilo, que necesita su soledad y espacio", añora los atardeceres en "su" playa, El Palmar, en Vejer de la Frontera, su localidad natal, aunque desde que comenzó a aparecer en la gran pantalla dice que no puede acercarse a ésta. "Ahora es jodido porque todo dios conoce mi burbuja. Ahora las cosas básicas que antes hacía son imposibles", lamenta.