La nueva obra de Carlos Ruiz Zafón, El juego del ángel, fue espectacularmente presentada ayer en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, ante unos 300 periodistas de todo el mundo, que no querían perderse el "estreno mundial de la novela más esperada". Con un amontonamiento de viejos libros a sus espaldas, queriendo ilustrar lo que podría ser el "cementerio de los Libros Olvidados", que caracterizó su primera y exitosa novela La sombra del viento, Ruiz Zafón dijo que su nueva obra es "un laberinto de ficciones".

Con una tirada récord de un millón de ejemplares, el libro sale a la venta hoy, una semana antes del Día del Libro, el 23 de abril, que se celebra en toda España y muy particularmente en Barcelona, ya que es el día de su patrono, Sant Jordi, para el que la ciudad se engalana con libros y rosas.

La obra -que sigue a La sombra del Viento, pero independiente de ella- se ambienta en una turbulenta Barcelona de los años 20, donde vive un joven escritor obsesionado con un amor imposible y que recibe una suculenta oferta de un misterioso editor para escribir un libro como no ha existido nunca. El juego del ángel es una novela con un argumento independiente de La sombra del viento, pero el autor afirmó que los lectores que hayan leído su obra anterior podrán encontrar muchos elementos conexos que "añaden un nivel adicional de disfrute e intensidad a la lectura".

Con El juego del ángel, Ruiz Zafón vuelve a transportar al lector a la Barcelona de "el cementerio de los Libros Olvidados, para ofrecer una aventura de intriga, romance y tragedia, a través de un laberinto de secretos" donde confluyen "el embrujo de los libros, la pasión y la amistad", explicó el autor.

Sentado en un majestuoso sillón de época y alumbrado por una lámpara estilo liberty, el autor se explayó y respondió bajo los frescos del imponente auditorio del Liceu de Barcelona.

Siete años después de la publicación de La sombra del viento, todo un éxito en varios países con diez millones de ejemplares vendidos, Ruiz Zafón se presentó ante casi 300 periodistas de todo el mundo para el "estreno mundial de la novela más esperada", según la editorial Planeta.

"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia": así comienza este libro, de más de 600 páginas, una novela que "es como un beso. No se puede, ni se debe, explicar a priori", porque los libros "se descubren leyendo".

Ruiz Zafón, que muestra en sus obras un profundo conocimiento de Barcelona y de cómo fue en los años veinte, relató que siendo niño ayudaba a su padre que vendía seguros "y así tuve oportunidad de entrar en sitios y conocer a gente que hablaba de esa época". Así fue como el autor recreó luego con imaginación sus obras. El escritor, que vive en Los Angeles, insistió en que sigue negándose a que sus obras se lleven al celuloide. "Conozco ese mundo y puedo tomar mi decisión en función de mis intereses", explicó, añadiendo que no es una medida "caprichosa".

"No me gusta tanto escribir como haber escrito", dijo el superventas y rechazó la imagen que tiene de "persona seria" porque "estoy para escribir, hablar de literatura" y no para divertir.

Ruiz Zafón, que respondió a todas las preguntas y no escatimó detalles sobre los personajes de su novela, aunque no habló del final del libro, fue despedido con un largo aplauso al finalizar la multitudinaria presentación.