Cultura

Guillermo Ortega casa las letras con la música en 'Cuentos de rock'

  • El periodista algecireño publica su primer libro, colección de diez relatos ideal para lectores melómanos y con personajes cotidianos con los que es fácil identificarse

Los lenguajes también se nutren mutuamente. El cine abusa de los libros para armar tramas adaptadas y algunas partituras son irreconocibles sin las figuras cinematográficas junto a las que cabalgan. En este paisaje de retroalimentación ha cocinado su debut literario el periodista algecireño Guillermo Ortega, que anuda las letras con la música en Cuentos de rock.

En la obra, editada por la Asociación de la Prensa del Campo de Gibraltar con el patrocinio de Cepsa, la narrativa se da la mano con ese imborrable directo del 96 o de repente aparece Neil Young en mitad de la ficción. Una propuesta actual, con abundantes referencias al Campo de Gibraltar y no sólo para los que se hicieron melómanos con aquellos Ramones que, según el rumor, tocarían en Algeciras. De ese episodio, por cierto, nace uno de los diez relatos del libro, que se presenta hoy a las 12.00 horas en la sede de la asociación.

"Los cuentos no excluyen a nadie, aunque al que le guste el rock se va a sentir más identificado con lo que lea, como cuando vea el nombre de Springsteen o Pretenders", explica Ortega, cuyos códigos musicales se descifran con The Kinks, The Beatles o The Clash y transitan del rock and roll al soul pasando por el reggae.

"En los protagonistas no me he fijado en las estrellas del rock, sino en la gente normal y corriente con la que te puedes sentir identificado. Yo tampoco los llamaría perdedores, ni ellos se considerarían como tal, pero sí es gente que se cae, se levanta y sigue andando, con la que cualquiera se puede identificar", detalla el autor, confeso admirador de la ironía del británico P. G. Wodehouse y cuyas historias parten de sucesos reales, son directamente ficción o combinan ambos elementos.

El estilo de Ortega se encuentra inevitablemente ligado a los 17 años de profesión que lleva a cuestas. Es un lenguaje directo "en tono distendido y con intención de divertir". El libro surgió en conversaciones con amigos, refrescando anécdotas y batallas de cuando los conciertos eran "una aventura". El algecireño empezó a crear a partir de ellas, encontrando por el camino "elementos narrativos que no sospechaba" y concluyendo en una colección de cuentos en los que la música "es un aliciente y no imprescindible". Aunque claro, "si aproximan al rock, estupendo".

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