Cultura

Gran tarde en Huelva con José Tomás y la réplica de El Cid

  • El matador de Galapagar ofrece las dos versiones de su tauromaquia, se la juega y desoreja los dos toros de su lote

Ganadería. Toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de presentación. 1º encastado, aplaudido. Segundo noble y con gran clase, aplaudido. Tercero de nombre 'Candelita' encastado y exigente, premiado con la vuelta al ruedo. Cuarto bravo. Quinto complicado y con genio. Sexto manejable bajo de raza. TOREROS: Emilio Silvera, oreja y oreja. José Tomás, dos orejas y dos orejas. El Cid, dos orejas y oreja. Incidencias. Cuarta de Feria de Colombinas con cartel de "No hay billetes".

Después de una actuación sin marcar, en Pontevedra, ya había quien pensaba que el torero de Galapagar, con máximo cartel, había caído en uno de esos baches que los profesionales sufren a menudo.

Nada más lejos de la realidad a juicio de lo acontecido ayer en la plaza de Huelva en un festejo en el que el imán taquillero se encontró con la réplica del mejor Cid, otro torero que se daba por hundido en un socavón tras su paso por las primeras ferias de la temporada y que, tras una cornada y su reaparición en la plaza de San Fernando, ha vuelto a reencontrase en ese punto de forma de los campeones, que encuentran gol con muchos toros y que, además, se crecen en la competencia.

Y además Huelva ha premiado al modesto, a ese tipo de toreros local que no es raro que toree antes o después de José Tomás en las corridas de boletos más demandadas: en Huelva le tocó a Silvera, un asiduo de esta feria que ya ha demostrado mucho en el toreo, y con el que sus paisanos estuvieron cariñosos.

La corrida de Núñez del Cuvillo la verdad es que puso los mimbres para el festejo, no tanto con el lote del onubense Silvera, más exigente y, paradójicamente ante un torero menos placeado, pero el madrileño si que sorteó un ejemplar de mucha clase, su primero.

Y antes este toro el de Galapagar compuso una faena creciente, con remate por la derecha de muchos quilates y una vuelta al ruedo secundada por el público choquero rompiendo a tocar palmas a compás.

Con el quinto José Tomás mostró la otra cara de su toreo, ya que si su primero fue propicio, el segundo de su lote fue un toro áspero que pedía un profesional con credenciales delante, que no dudara en jugársela y, ya se sabe, José Tomás no se lo piensa dos veces para aguantar en jurisdicción las tarascadas de un toro.

José Tomás, con tanta paciencia como firmeza, sin descomponerse ni arrugarse, le plantó cara hasta el punto de que redondeó una gran actuación con manoletinas de infarto, sobrecogedoras, y otra gran estocada. Un triunfo a ley con las dos versiones del toreo, la que asusta y la que asombra.

El Cid, ya se ha dicho, se creció y dio cumplida réplica, un suceso que se ha repetido cada vez que ha toreado con el fenómeno de Galapagar . También le opuso firmeza a su dubitativo primero con un toreo de mucho fondo y gasto para acabar dominando al animal. Otra cosa fue el sexto, que aunque no tuvo clase, sí que permitió al de Salteras pasarlo con temple.

Emilio Silvera se las vio con un primero de la suelta que tenía raza aunque el torero onubense no pudo pasar de afanoso; sí que tuvo más vuelo su labor ante el cuarto, toro que fue bravo y reponía con presteza sus embestidas ante un digno y resolutivo torero.

Fiesta en Huelva con José Tomás respondiendo a las expectativas, en la taquilla como siempre y, lo que es mejor, en el ruedo, y es que parece que esto no se acaba y hay torero para rato porque lo de Pontevedra solo fue un mal lote.

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