enfoque de domingoEl libro y sus protagonistas

Firmar, vender,tal vez leer

  • La forma de editar, vender y escribir ha cambiado radicalmente en los últimos años

  • Miembros del sector a nivel local conversan al respecto

Esto decía el otro día Alessandro Baricco: "Leer nos enriquece: es un gesto paciente que nos hace bailar con el cerebro y la imaginación". Yo, la verdad, no lo sé. A la vuelta de los años y de conocer gente, ignoro si el leer nos hace o no más comprensivos, más creativos, mejores personas. Aunque sí creo que puede ser un antídoto contra el cuñadismo, contra la dispersión mental, una forma de consuelo. Como sociedad, tenemos algunas taras congénitas que uno se pregunta si estarán ligadas a ese dato que dice que un tercio de nosotros no lee jamás. ¿Nos hace eso peores que los islandeses, por ejemplo? Quienes desde luego no tienen ninguna duda acerca de la capacidad nutricia de las letras son mis compañeros de mesa: Ana Mayi (editora), Pedro Rivera (librero), Jesús Maeso (escritor) y Daniel Heredia (asesor literario). La mayoría, hacedores tradicionales en un sector que está mutando por momentos.

-A nivel local, dos librerías emblemáticas como Qüentum y QiQ han sido las últimas víctimas en echar el cierre. Pepe Jaime apuntaba al comercio online y los cambios de ocio como principales causas.

Pedro Rivera: El otro día leí que los adolescentes dedican seis horas de Internet al día. El ocio, ahora, son las redes sociales o las noticias blandas. Pienso que Amazon hace más daño en poblaciones pequeñas sin ofertas de librerías. En Qüentum, además, hicimos una oferta muy fuerte por los juegos educativos y ahora todo lo compramos de barato, en los chinos... Si a eso sumas una población que se va desfondando, envejecida y de escaso nivel adquisitivo...

Daniel Heredia: Otro factor que no se menciona es la piratería, que parece que no tiene importancia. La piratería en todos sus ámbitos: también es piratería fotocopiar manuales, no sólo bajar literatura. Recuerdo algún encuentro con adolescentes y gente joven en el que llevaba un periódico y me decían "¿por qué lo compras, si lo tienes gratis?". No existe la idea de que detrás de las cosas hay gente haciéndolas.

Jesús Maeso:Generacionalmente, todo es muy distinto. Antes el libro era uno de los pilares del ocio, había pocos más, el fútbol, el cine. También creo que lo literario, para sobrevivir, ha entrado a formar parte de una cultura del espectáculo.

Ana Mayi:Ya hemos llegado al momento, por ejemplo, en el que las editoriales conciben a los autores como algo crematístico: los valores seguros son los "autores de inversión", como si fueran fondos de inversión. En los sellos pequeños el concepto es totalmente diferente, el riesgo es mayor: no tenemos colchón. Nunca sabemos cuándo algo va a funcionar o no.

-Sin embargo, si todo eso es así, si el libro parece algo devaluado, ¿por qué cada vez hay más gente que quiere escribir?

D.H.: Cada vez hay más gente que quiere escribir y que no lee. Que no lee más allá del libro que ha publicado el cuñado, del superventas de la temporada...

J.M.: Porque no tienen pudor.

P.R.:Porque detrás hay mucho ego.

D.H.: Piensan, imagino, en la fama, en el reconocimiento, en lo que llamamos vida literaria...

J.M.:Y tú que conoces el sector, Pilar, ¿hay algo memorable en la vida literaria?

-Absolutamente nada.

P.R.:Bueno, nosotros hemos parado la línea editorial pero, durante todo el tiempo que ha estado en marcha, no te puedes hacer una idea de la cantidad de gente que se ha molestado porque le hemos echado un manuscrito para atrás.

J.M.: Vanidad de vanidades.

D.H.:Y falta de lectura... uy, y también están los que te dicen: "Quiero que leas lo mío aunque sé que está bien".

-Veo que a todos os han llegado escritos noveles, ¿aceptan las críticas, los cambios?

Todos: No. Qué va. Muy difícil. Casi nadie.

P.R.: Lo que es surrealista es que un país que edita ochenta mil libros al año sea un país que lea tan poco, ¿en cuánto estaba el porcentaje de los que nunca leían un libro, 35 por ciento? También, antes, pasaba mucho más tiempo antes de que los libros se quemaran.

D.H.: Elena Ramírez, de Seix Barral, decía que si en los primeros días de publicación ellos no veían un pico en las ventas del libro, sabían que eran un título muerto.

J.M.: El libro más vendido del planeta es de una escritora romántica conocida por todos. No sé, tal vez siempre ha sido así, pero pienso que se ha perdido algo de inquietud en la labor editorial.

A.M.: Pienso que el lector no se forma con buenas lecturas. Yo he visto manuscritos que he rechazado publicar tal cual me habían llegado, en otro sello.

J.M.: Se da un divorcio entre lo que entedemos como editor y el editor empresario. Antes, pienso que una editorial se jugaba el prestigio con lo que editaba. Ahora ya no, ahora es un grupo financiero. Los escritores vamos en paquete, casi a peso... Y todos procuran que lo que hagamos sea lo mismo, un mismo tipo de lenguaje.

D.H.: Creo que, dentro de lo que entendemos como sellos grandes, sólo hay uno que se arriesgue a publicar algo que sabe que puede no vender: Seix Barral.

-Los autores "humildes" de los grandes sellos, que pueden muy bien ser los mejores pero que se incluyen como una especie de acto solidario, son precisamente unos de los que corren más peligro en la política comercial de gran rodillo y en la polarización editorial.

D.H.: Claro, hay muchísimos autores que ya no están, que eran fijos en los catálogos y han caído.

-Y entonces aparece la autopublicación y, de nuevo, Amazon como una opción para los autores. Tanto los que no encajan en las grandes listas como los que empiezan. Pero, ¿qué lleva a un lector, además del precio, a acudir a la lista de Amazon?

A.M.: Volvemos al que no hay lectores, o que no se sabe leer, más allá de que a cada uno le puede gustar lo que sea, claro. Pero digamos que siempre hay espacio para lo bueno, que hay mucho donde elegir. Estamos hablando de quién pierde cuando se publican cosas sin valor, cuando las novedades no llegan a una semana en la mesa, cuando se repiten los mismos nombres, la devaluación de la escritura... tengo claro que el primero que pierde es siempre el lector.

-¿Cuáles serían los respiraderos de la edición independiente?

A.M.:Pues viene a ser encontrar algo que venda mucho. En mi caso, los Cádiz ocultos o La pequeña historia de Cádiz. Encontrar tus propios "títulos de inversión" pero con responsabilidad, saber que representas una cosa que sientes y consideras que es buena. También ha aparecido la figura de la coedición de textos: autores a los que no les importe pagar la edición de su libro pero bajo tu sello, aunque no entren dentro de la línea habitual.

-Y, ¿para las librerías? ¿Creéis que la opción es ser más que un despacho de libros? ¿Vender "momentos"?

P.R.: Yo creo que un librero tiene que ser siempre y ante todo librero, por ejemplo. Tiene que saber recomendar: no das muy buena imagen si ante un cliente no sabes de qué te habla o si te equivocas tres veces en la recomendación. Todo lo demás, todo lo que incluya: los café-librerías, vinotecas, programación cultural... Todo eso está bien. A mí no me importa.

-Ante tantas voces de alarma, ¿creéis que es posible una revalorización?

A.M.:Yo creo que sí, que se está siendo cada vez más consciente de lo que es un libro y de lo que perdemos. Quizá se publique menos pero con mayor calidad.

J.M.:Por primera vez, este año, he visto una cesta de Navidad con libros. Quiero tomármelo como una buena señal.

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