FLAMENCO

David Morales lleva 'El Indiano' a la Bienal

  • La tercera producción de la Compañía del bailaor linense cuenta con la colaboración de Javier Ruibal y Rosario Toledo

El bailaor de La Línea de la Concepción David Morales, que fundó compañía propia en 2002 con el espectáculo Contrabandistas, presentado en la XII Bienal de Sevilla, vuelve a la cita hispalense (próximo viernes, a las 21.00 en el Teatro Central) con El Indiano. Esta obra, que supone la tercera creación del artista, se estrenó en el Teatro Muñoz Seca de El Puerto de Santa María el pasado 17 de abril y también pasó por el malagueño Teatro Cánovas en el mes de mayo con un alto índice de valoración entre los asistentes. Entre el primer trabajo y este último, se sitúa Abraçado, estrenada en el X Festival de Jerez (2006).

Con este nuevo trabajo, Morales aborda una nueva investigación en músicas y danzas que relacionan el flamenco con las tierras americanas. Si en Abraçado se tendían líneas de conexión entre el jazz y el flamenco, a través de la bosanova y persiguiendo las comunes raíces rítmicas que parten de África, con El Indiano -según su autor- "se intenta homenajear a los ritmos de ida y vuelta, tan olvidados en los espectáculos flamencos, y también a otras músicas sudamericanas". Aclara David que "no se trata de hacer ningún tipo de fusión, sino de tratarlas con respeto y sin desvirtuarlas, para establecer un diálogo entre las dos culturas".

Detrás de El Indiano, subyace un gran trabajo de investigación que parte del propio bailaor y que se nutre de las aportaciones de Gabriel de Molina, un estudioso que hace su primera incursión en el mundo del flamenco y que ha aportado una amplia información sobre el folclore sudamericano. De ella, Morales ha ido seleccionando aquellas músicas que mejor se imbricaban en su proyecto y en un formato que no supera la hora y veinte minutos. Entre las seleccionadas se han elegido, por ejemplo, la vidalita en sus dos versiones, la nuestra, que vino de allá, y la uruguaya, según el modelo de Alfredo Zitarrosa. También se encuentran en el espectáculo la tradicional canción cubana Guantanamera que dialogará con la flamenca guajira, también llegada de las mismas tierras; una milonga de Daniel Viglietti o el ballenato de la gota fría popularizado por Carlos Vives.

Para poner en pie tan ambicioso proyecto, que disfruta de una ayuda a la producción de la Agencia para el Desarrollo del Flamenco, Morales ha contado con la nómina de artistas fieles con los que ha trabajado en sus anteriores producciones. No falta, así, el guitarrista Paco Javier Jimeno, "un seguro de vida" según el bailaor, y las voces de El Ecijano y Rocío Bazán, igualmente habituales con el linense. Se incorporan, en esta ocasión, el guitarrista gaditano Óscar Lago y el cantaor Jesús Corbacho. Junto a ellos, el contrabajo de Manolo Calleja, el piano de Alberto Mira y la percusión de Javier Ruibal Jr. A ellos hay que sumar la colaboración del cantautor portuense Javier Ruibal y de la bailaora Rosario Toledo como artista invitada. La gaditana ocupa un lugar central, interpreta el papel de tres mujeres distintas en la vida de un indiano que regresa de "hacer las américas" y dará vida, entre otros bailes, a la vidalita y a la colombiana, además de la Guantanamera o el ballenato que bailará junto a David Morales. Por primera vez, el bailaor linense cuenta con una dirección escénica, la de Julio Fraga que, de esta forma, también debuta en el mundo de los espectáculos flamencos.

Es Fraga quien nos cuenta el desarrollo argumental y escénico de la obra. "El Indiano, que hace ya mucho tiempo dejó todo en Cádiz, vuelve a su antiguo negocio, un bache en el casco antiguo de Cádiz, que ha estado cerrado durante su ausencia. Allí se va ha encontrar con todo los recuerdos de su vida, con la mujer que ha dejado en las Américas, con la mujer que abandonó en Cádiz y con la mujer que se encontrará a la vuelta, su amor platónico. También se encontrará con los músicos que tocaban en su bache y, a través de la música, realizará un viaje de ida y vuelta donde recordara todo lo vivido. Las voces y la música son las que le irán guiando este camino, una peregrinación a su interior, el largo recorrido hacia la muerte, hacia la soledad, hacia él mismo. El Indiano descubrirá, por medio del recuerdo, que la vida está marcada por los amores vividos y por las bandas sonoras de su existencia, los cantes y los bailes de ida y vuelta a través de una visión muy personal del flamenco, que son sus raíces".

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