Cultura

La Corrida de la Prensa, un desastre

  • El mal juego de los toros de Fuente Ymbro -un auténtico petardo en toda regla- y el viento se alían para amargar un festejo extraordinario que contó con la presencia de los Príncipes de Asturias

Zapatero a tus zapatos. ¿Qué pinta en el siglo XXI la prensa organizando corridas de toros? Esto de las corridas de las asociaciones de la prensa, en ciudades principales lo hacían las citadas entidades para ganar un dinerito para huérfanos y otras necesidades. Hoy en día no tiene sentido. Ayer, la Asociación de la Prensa de Madrid volvió a cubrirse de gloria, como suele ser habitual. La edición de 2008, que contaba con la asistencia de los Príncipes de Asturias en una barrera, resultó un pestiño. No pasará a los anales de oro de Las Ventas. El mal juego de los toros de Fuente Ymbro y el viento fueron dos cómplices aliados para amargar lo que se suponía un acontecimiento, con lleno hasta la bandera. Helado congeló voluntades con sus embestidas aviesas. Improvisado sorprendió también por sus cualidades negativas. Indómito no hizo honor totalmente a su nombre y fue el único astado que se medio dejó del complicadísimo encierro. Inmenso lo fue en dificultades. Injertador llegó también con semillas sombrías. Y Pecador, sin ningún tipo de remordimiento, manso a carta cabal, remató una función para la penitencia de Ricardo Gallardo, el ganadero. Seis perlas en un inmenso ruedo en el que el viento jugó también en contra de Miguel Abellán, Julián López El Juli y Miguel Ángel Perera, que se marcharon de vacío de Las Ventas, firmando el último la mejor actuación, que resultó sólida y meritoria.

Miguel Abellán se las vio con un lote imposible para el lucimiento. El madrileño despachó tras el macheteo correspondiente al mansísimo que abrió plaza, que desarrolló mucho sentido y peligro. Helado, con sus intenciones, dejó helados a toreros y a la parroquia. El Chano le prendió con anterioridad dos grandes pares de banderillas, con agallas. Con el altote cuarto se vivió un susto: El Juli, en su quite, dudó en una chicuelina y el toro, que llegaba cruzado y se frenó, lo arrolló. Volvió el torero con rabia a la cara del toro para rematar el frustrado quite con lances por Chicuelo y una media verónica preciosa. Abellán no tuvo opción al lucimiento con Inmenso, de enormes problemas, que se cruzaba y se metía por dentro. Mal con los aceros.

Julián López El Juli cumplió con la franela y no estuvo a la altura como matador de toros. El madrileño se las vio con un primer toro muy difícil, que entraba con violencia tras la muleta. Intentó el lucimiento con este Improvisado, que resultó incierto y cortó pronto sin fruto alguno. Dio un mitin con los aceros. El quinto, de gran trapío y unas perchas de respeto, se empleó en el caballo. En la franela fue a menos, ante Injertador, sin un pase por el pitón izquierdo y manejable por el derecho. El Juli consiguió un par de tandas meritorias con la mano diestra, cerrada una de ellas con una trincherilla de cartel y volvió a fallar con los aceros.

Miguel Ángel Perera, muy dispuesto y solvente, estuvo por encima de su lote. El extremeño cumplió en el tercero, Indómito, algo menos indómito que sus hermanos. Fue un animal noble, pero exigente, en una faena excesivamente larga, con una primera parte en la distancia larga, con la diestra, y la segunda con zurda, dibujando algunos naturales lentísimos. Cerró con una ceñidas manoletinas. Y mató de estocada caída. Hubo petición de oreja, al límite.

Para rematar la tarde, apareció en el último acto un Pecador que hizo honor a su nombre: manso y no con buenas intenciones, al que hizo frente gallardamente Miguel Ángel Perera, en una labor meritoria por ambos pitones, en la que se jugó la cornada en varios muletazos, en la que el maldito Pecador no se privó de soltar tornillazos y hachazos. En uno de ellos estuvo a punto de rajarle la cara al torero. Volaron algunos pañuelos, insuficientes para el premio de un trofeo. Y al fin voló la tarde con un espectáculo que resultó un fiasco, un auténtico desastre, o como diría un castizo: un pestiño.

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