Crítica de Cine

Clooney no puede hacer de malo

money monster

Thriller, EEUU, 2016, 100 min. Dirección: Jodie Foster. Guión: Alan DiFiore, Jim Kouf, Jamie Linden (Historia: Alan DiFiore, Jim Kouf). Música: Dominic Lewis. Fotografía: Matthew Libatique. Intérpretes: George Clooney, Julia Roberts, Jack O'Connell, Caitriona Balfe, Dominic West, Giancarlo Esposito, Dennis Boutsikaris, Darri Ingolfsson, Christopher Denham, Anthony DeSando, Jennifer Dong, Ivan Martin, Cliff Moylan, Vernon Campbell, Joseph Oliveira.

Desde que en 1991 la actriz Jodie Foster se pasara a la dirección con la muy estimable El pequeño Tate, a las que después sumó A casa por vacaciones (1995) y El castor (2011), ha demostrado que es una realizadora fiable de la que caben esperar propuestas interesantes, nunca excepcionales pero tampoco rutinarias o vulgares. En este caso aborda dos temas de peso -la corrupción financiera en el escenario económico global y la degradación de la información en espectáculo sensacionalista y hortera- a través de un guión original aunque desequilibrado en su segunda parte: una víctima de las especulaciones financieras secuestra, durante la emisión en directo de su frívolo, sensacionalista y tramposo programa televisivo, a un showman que con absoluta desvergüenza aconseja inversiones que pueden arruinar a modestos ahorradores.

Lo peor, que a la vez es lo mejor de la película, es que lo que parece un disparate extremo para construir una película de denuncia en forma de thriller que apura una situación extrema, se inspira en la realidad. Nunca un pequeño inversor arruinado ha secuestrado en directo a un presentador payaso que aconseja inversiones desastrosas, pero en Estados Unidos sí que existe un programa de telebasura dedicado al asesoramiento en inversiones llamado Mad Money. En él se ha inspirado Foster para esta película que, desgraciadamente, contiene más realidad de lo que sería deseable. Tiene a su favor una realización eficaz y un lujoso reparto encabezado por George Clooney (el presentador secuestrado y embutido en un chaleco cargado de explosivos), Julia Roberts (la realizadora en su desastroso último día en la cadena) y Jack O'Connell (el arruinado secuestrador, más una víctima desquiciada que un delincuente).

Imposible no recordar Tarde de perros -tal vez la cumbre del cine de secuestros transmitidos en directo por los medios- y Network -contundente y pionera denuncia de la conversión de la información en espectáculo-, ambas del gran Sidney Lumet. Jodie Foster, pese a su aplicación, está a años luz de Lumet, pero su denuncia del tratamiento basura de la información y del lodazal financiero es tan eficaz (aunque tramposa en su final) como entretenida. El único problema es que Clooney se le va de las manos (o el hombre puso sus condiciones de estrella) y el showman payaso va encajando la situación con envidiable sangre fría para quien tiene puesto un chaleco explosivo mientras le apuntan a la cabeza con una pistola. Un malo, sí, pero con los… bien puestos e ingenio para salvar las situaciones más desesperadas. Y con posibilidades de redención, claro. Como si el estatus y el físico de Clooney le impidieran asumir la bajeza del personaje que interpreta. Es decir, que lo que se le va de las manos a Jodie Foster es el guión… a mayor gloria de Clooney.

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