Cultura

Berlín se vuelca con Polanski a través de McGregor y Brosnan

  • El festival acoge el estreno del último trabajo del detenido realizador · La presencia española arranca con 'El mal ajeno', ópera prima de Oskar Santos

La Berlinale se volcó ayer en arropar a Roman Polanski, en arresto domiciliario en Suiza por su deuda pendiente con la justicia de EEUU, y recibió su The Ghost Writer, película a competición por los Osos, como un homenaje al genio ausente.

La Berlinale necesitaba un trío de astros sobre su alfombra roja y ayer lo tuvo -Ewan McGregor, Pierce Brosnan y Olivia Williams-. Un buen thriller político con la CIA como malversora de políticos de por sí manipulables, es algo que siempre viene bien a un festival.

Y, encima, Polanski lleva el áurea del escándalo permanente: un buen cóctel mediático para animar la segunda jornada del festival, tras la moderación inaugural de ayer con la china Tuan Yuan.

"Es un maestro, el maestro que extrae de nosotros el máximo rendimiento artístico", sentenció McGregor, para deshacerse en elogios a un director que "a veces atentó contra mi ego de actor, otras fue como una madre", y acabar proclamando: "Amo a Roman".

"Trabajar con él es algo intenso, muy intenso, como lo ha sido toda su vida", secundó Brosnan, quien recordó la "consternación" que le produjo la noticia de su detención, el año pasado, de "alguien que es padre y esposo, como yo".

El equipo de The Ghost Writer parecía accionado por el consenso de deshacerse en elogios sobre Polanski, como director, y no entrar en materia, más que de refilón, en el asunto de sus cuentas con la justicia de EE UU por la presunta violación de una menor en 1977.

"No comentaré la situación de Roman. Este no es el sitio ni el momento. Pero el hecho de que no esté aquí, presidiendo esta conferencia, entre nosotros, es algo muy raro para todos", resumió Robert Harris, autor del best-seller en que se basa el filme.

Mientras, el drama, el suspende y el acento sobrenatural de El mal ajeno del debutante Oskar Santos iniciaron el desembarque del cine español en la Berlinale, con una cinta producida y apadrinada por Alejandro Amenábar.

La ópera prima de Santos se estrenó en el festival alemán, en la sección de Panorama, fuera de concurso, arropada por Eduardo Noriega, Belén Rueda y la colombiana Angie Cepeda, protagonistas de un drama que indaga en los límites del dolor físico y mental desde una particular óptica paranormal.

El mal ajeno narra la historia de Diego, interpretado por Noriega, un médico anestesiado ante el dolor de sus semejantes y que, a causa de un encuentro fortuito, descubre que es capaz de aliviar a perfectos desconocidos en perjuicio propio y de aquellos a quienes ama.

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