La compañía andaluza Atalaya representó anoche en La Línea la obra Ariadna, aunque lo hizo en un teatro La Velada casi vacío en el que hubo menos de treinta espectadores.

Con una escenografía minimalista, el reparto de esta obra lo dio todo sobre el escenario pese al fracaso de taquilla. La sobriedad del escenario y la iluminación reportaban más fuerza a la escenificación aunque muy pocos lo pudieron apreciar. De hecho, la escenografía de este montaje, a cargo de Juan Ruesga, ha obtenido el premio de la Asociación de Directores de Escena 2008.

Coproducido con el Centro Andaluz de Teatro, la compañía Atalaya está representando esta obra por numerosos escenarios, con la que cierra la trilogía de las heroínas de la tragedia tras Electra y Medea. Hay que destacar que es la primera dramaturgia en castellano que aborda este mito. Ariadna ha sido considerado por la crítica el mejor espectáculo de Atalaya, una compañía que además ha obtenido este año el Premio Nacional de Teatro del Ministerio de Cultura. El estreno internacional del espectáculo tuvo lugar el pasado mes de julio en el Festival Art Carnuntum de Viena (Austria), donde fue aclamado durante más de seis minutos. Es una pena que un montaje de estas características haya recibido tan escasa acogida en La Línea.

Las claves de la leyenda de Ariadna, hija del rey Minos que vivió en Creta en el 2.500 antes de Cristo, son conocidas. El laberinto, el hilo, Teseo y el Minotauro forman parte de la historia de esta mujer que antepuso su libertad a todo. Ariadna es un montaje en el que se investiga la figura de la cretense, poseedora de todos los ingredientes de la heroína romántica y símbolo de la lucidez, la rebeldía y el ansia de libertad.