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El protocolo tropieza con Kirchner

  • La peculiaridad de que el actual jefe de Estado traspase el poder a su esposa, Cristina Fernández, plantea dificultades en lo que respecta al ceremonial que rodea a los actos que requieren de su participación

Como primer damo, como él mismo dice en broma, Néstor Kirchner deberá encontrar su sitio en el protocolo después de traspasar a su esposa, Cristina Fernández, la Presidencia de Argentina, una tarea que según los expertos no será nada fácil.

No abunda la bibliografía para el peculiar hecho de que un presidente sea sucedido por la primera dama, apuntaron los expertos en protocolo al ser consultados con vistas a la asunción de Cristina Fernández mañana.

José Luis Colángelo, profesor de Protocolo y Relaciones Institucionales de la Universidad argentina de la Empresa, apuntó que el ceremonial argentino tiene la flexibilidad y los profesionales necesarios para resolver cualquier intríngulis.

En esto coincide su colega Claudia Rufinati, a pesar del "muy particular" caso de Kirchner y su esposa, la primera mujer que gana unas elecciones presidenciales en Argentina y segunda en este país en llegar al poder con el voto popular después de María Estela Martínez (1974-1976), quien al enviudar sucedió a su marido, el general Juan Perón.

La ley marca que Kirchner, hombre poco afecto al protocolo, que se ha saltado en múltiples ocasiones, tendrá en Argentina el tratamiento de un ex presidente constitucional, con lo que pasará del primero al sexto lugar de importancia en el ceremonial.

El protocolo argentino admite que el matrimonio presidencial camine a la par y, con independencia de que el cónyuge del jefe del Estado "sea hombre o mujer, sólo tendrá participación cuando las reuniones sean para matrimonios", explica Rufinati.

La dignidad de primer caballero no está en ningún manual, sólo resulta de adaptar al régimen republicano la monárquica de príncipe consorte, aseguran Rufinatti y Colángelo.

Pero Eugenia de Chikoff, popularmente conocida como decana de los buenos modales en este país, sostiene en cambio que el futuro primer caballero o consorte republicano deberá caminar "un paso por detrás y a la izquierda de Su Excelencia, la presidenta". "Habrá que ver cómo se comporta. Nunca se cerró la chaqueta ni se puso el calzado correspondiente a la etiqueta", se lamentó la autora del libro Cultura social, buenos modales y cortesía.

A Colángelo no le "consta" en qué bibliografía protocolaria aparece la dignidad de primer caballero, que para Rufinati "no es correcta, ya que es el hombre quien ennoblece a la mujer tomando ésta igual jerarquía que su marido y no al revés".

Rufinati, consultora en Protocolo y directora de Relaciones Institucionales del instituto académico La Suisse, advirtió que la cuestión será atender "el particular caso" de cuando al matrimonio Kirchner le toque asistir con parejas presidenciales y otros dignatarios a agasajos en reuniones internacionales.

En ese caso, se aplica la fórmula ceremonial "de descanso matrimonial", según la cual se separa a los matrimonios presidenciales intercalando en la mesa a hombres y mujeres de acuerdo a un orden que debe ser muy cuidadoso.

Kirchner "va a ocupar el lugar entre los caballeros que le corresponda, en virtud de su propia jerarquía relativa a la del resto", señaló la experta, quien recordó que ha habido "grandes escándalos" internacionales por descuidos del ceremonial.

Colángelo señaló que hace falta tener "sentido común" y remarcó que el ceremonial gubernamental "es dinámico, no estático, como el de la Iglesia o las Fuerzas Armadas, que es más tradicionalista".

La futura presidenta argentina, de 54 años y con un perfil político propio, "parece una señora de temple fuerte, del tipo de Margaret Thatcher: creo que le pondrá límites a su compañero", opinó Chikoff, quien también es llamada célebre condesa.

"¿Qué va a hacer ahora? Me voy a ir a un café literario", dijo el jefe de Estado en un acto público ¡en octubre, después de bromear con que será primer damo y augurar que su esposa "hará el mejor Gobierno" desde el retorno de la democracia, en 1983.

Ayer se apuntó una nueva labor para el presidente saliente: "Néstor Kirchner se manifestó dispuesto a viajar a la selva colombiana para negociar con la guerrilla de las FARC la liberación de la franco-colombiana Ingrid Betancourt", dijo ayer en Buenos Aires su esposo, Juan Carlos Lecompte. "Me dijo que una vez que deje el Gobierno está dispuesto a negociar en la selva con las FARC", dijo Lecompte a Radio América.

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