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La crisis, el cambio climático y el hambre centran la cumbre del G-8

  • Los países más poderosos se reúnen en L'Aquila en un contexto de inestabilidad internacional · Caos organizativo en la ciudad italiana devastada por un seísmo en abril

La cumbre del G-8 de L'Aquila comienza hoy con el reto de marcar pautas para sacar al mundo de la crisis económica global, paliar sus consecuencias, luchar contra el cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria.

La presidencia italiana del G-8 ha convocado al G-5 (China, la India, Brasil, México y Suráfrica) y otros 14 países, entre ellos España, además de a sus miembros: EEUU, Japón, Alemania, el Reino Unido, Francia, Canadá, Rusia e Italia.

Los países más poderosos del mundo se reúnen en un contexto de inestabilidad internacional, con disturbios en Irán, China y Honduras, y una escalada de la tensión por parte de Corea del Norte, que ha lanzado varias baterías de misiles de prueba recientemente. Además, el G-8 tendrá sobre la mesa el reto de seguir buscando soluciones para sacar a la economía global de la crisis económica.

Italia ha elaborado junto a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) 12 puntos para enmendar las reglas de la economía global, como la lucha contra el proteccionismo o el establecimiento de unas reglas más transparentes para el sistema financiero. Por otro lado, varios líderes europeos, entre ellos el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, Gordon Brown, han pedido objetivos a medio plazo para luchar contra el cambio climático. Otro de los propósitos de la cumbre es que los países reunidos alcancen un acuerdo para destinar 12.000 millones de dólares al desarrollo agrícola en un plazo de tres años.

Estos retos han sido reconocidos por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la organización internacional encargada de las emergencias alimentarias globales, que ha aplaudido el interés del G-8 en la seguridad alimentaria.

Parece que Italia no ha sido un buen anfitrión ya que la cumbre está marcada por el caos organizativo, tanto en el contenido como en los preparativos de la sede en L'Aquila. Medios británicos han informado de que en la de preparación de la cumbre fue EEUU quien tomó la iniciativa de las negociaciones previas ante la inoperancia de la presidencia italiana.

En un principio la reunión debía celebrarse en la isla sarda de La Magdalena, pero el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, decidió trasladarla a L'Aquila, la ciudad que quedó devastada el pasado 6 de abril por un terremoto que mató a 299 personas. Precisamente, la posibilidad de que pueda registrarse un nuevo terremoto ha provocado inquietud en el Gobierno italiano y varios medios italianos han informado de que si se registrara un temblor superior a los cuatro grados en la escala de Richter, la cumbre podría ser trasladada a Roma o incluso ser suspendida.

No obstante, la toma de decisiones del club se dificulta por la ausencia de grandes economías como China o la India. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ya ha advertido que los temas económicos deberían tratarse únicamente en el G-20, mientras que el propio Berlusconi ha afirmado que un G-14 sería más adecuado.

La reunión comienza hoy con una sesión en la que sólo participarán los miembros del G-8 y mañana contará ya con la participación de las grandes potencias emergentes del G-5 (China, la India, México, Brasil y Suráfrica), a las que se unirá Egipto. El último día se dedicará a los efectos de la crisis en África y a la seguridad alimentaria.

Los protestas antiglobalización también comenzaron ya, con la detención de 35 personas en las primeras manifestaciones y la denuncia de cinco personas que transportaban bates de béisbol y de hierro en su furgoneta en L'Aquila.

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