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La Policía italiana reconoce que torturó a algunos manifestantes contra el G-8 en Génova

Algunos manifestantes congregados durante la cumbre del G-8 en Génova en 2001 fueron torturados, admitió ayer el jefe de la Policía italiana, Franco Gabrielli, en el reconocimiento de culpa por los incidentes más claro hasta la fecha.

Gabrielli hizo las declaraciones un mes después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentenciara por segunda vez que la brutalidad de la Policía italiana en Génova equivalió a la tortura después de que el Parlamento italiano aprobara una ley, aplazada durante mucho tiempo, que criminaliza las torturas. "Lo digo claro, hubo torturas", contó Gabrielli al periódico La Repubblica.

La Policía reaccionó violentamente durante unos enfrentamientos callejeros el 20 de julio de 2001 y en los que un manifestante murió por los disparos de un agente. Por la noche, las autoridades organizaron una redada en un colegio en el que dormían cientos de manifestantes y llevaron a cientos de personas a barracones militares en los que fueron tratadas con violencia.

Gabrielli dijo que la seguridad pública en la cumbre del G-8 fue "simplemente catastrófica", pero destacó que la Policía italiana ha mejorado mucho desde entonces, como se demostró en la gestión relativamente pacífica de las protestas en la cumbre del G-7 y EEUU de este año en Taormina, Sicilia, y en Roma.

El jefe de Policía también criticó a su predecesor, Gianni de Gennaro, por no renunciar tras los incidentes en Génova.

"Si hubiera sido él, habría asumido mi responsabilidad, sin peros ni excusas", afirmó Gabrielli y señaló que la negativa de De Gennaro a dimitir tuvo efectos "importantes y a largo plazo" contribuyendo a que se creara una sensación de impunidad en la Policía italiana.

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