El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, se marchó de Oriente Próximo sin calmar la tensión con los palestinos y dejó claro que Israel es su mayor aliado en la región e Irán, su principal enemigo. Tras una visita de menos de 48 horas en Israel, última parada de una gira que también le llevó a Egipto y Jordania, Pence puso rumbo a Washington tras realizar declaraciones que agrandan aún más la distancia con los palestinos. Ayer se vivió una jornada de huelga en protesta por su visita en Cisjordania y manifestaciones en las que se quemaron banderas estadounidenses e imágenes con su rostro. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, destacó que la visita de Pence ha supuesto "una excepcional expresión de la poderosa relación entre Israel y EEUU". En la imagen, Pence ayer en el Muro de las Lamentaciones, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
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