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Máxima presión sobre Seúl en vísperas de la cumbre intercoreana

  • Los líderes coreanos tendrán mañana una histórica oportunidad para lograr la paz permanente en un camino lleno de obstáculos

Las dos Coreas tendrán mañana una nueva oportunidad histórica para alcanzar la paz permanente, cuando el presidente surcoreano, Moon Jae-in, se reúna con el líder norcoreano, Kim Jon-un, en el pueblo fronterizo de Panmunjom.

Es el tercer encuentro al más alto nivel entre las dos Coreas, que siguen técnicamente en guerra tras el frágil acuerdo de alto el fuego que sigue en vigor desde la guerra de Corea de 1950-1953. Moon espera poder establecer las bases de un nuevo acuerdo de paz que lo reemplace y que selle la paz en la península coreana.

Trump ha supeditado su reunión con Kim Jong-un al éxito de este encuentro

Pero el camino hacia ese objetivo está repleto de obstáculos. Corea del Sur está de acuerdo con su aliado estadounidense en que la paz sólo se puede alcanzar con el desmantelamiento del programa armamentístico nuclear norcoreano. "La completa desnuclearización de la península coreana es la tarea más urgente y debe resolverse pacíficamente", dijo Moon la semana pasada.

Pero no está claro que sea posible convencer al régimen norcoreano, que durante muchos años invirtió una gran parte de sus recursos en el desarrollo de armas nucleares, de que abandone el programa.

Moon y también el presidente de EEUU, Donald Trump, que se prevé se reúna con Kim a principios de junio, esperan obtener compromisos concretos de desarme en sus reuniones con el líder norcoreano, que ha sorprendido recientemente a muchos al perseguir la vía del acercamiento.

Esta actitud dista mucho de la de hace apenas unos meses, cuando Trump y Kim intercambiaban amenazas e insultos en una guerra dialéctica que elevó los temores al estallido de un conflicto armado.

El pasado miércoles, Trump confirmaba vía Twitter que el director de la CIA nominado para el puesto de Secretario de Estado, Mike Pompeo, visitó en secreto a Kim en Pyongyang para preparar la cumbre.

Pero los planes aún pueden fracasar. Trump también ha supeditado su reunión con Kim al éxito que tenga el encuentro mañana de los mandatarios coreanos, algo que ha aumentado la presión sobre Corea del Sur, aunque Trump ha dado su "bendición" a la posibilidad de que las dos Coreas negocien el final de la guerra.

Un funcionario de alto rango surcoreano confirmó que ambas partes quieren negociar un mecanismo de paz, pero no pudo predecir si se declarará "un final de la guerra".

En la guerra de Corea se vieron involucradas varias partes, entre ellas China, que respaldó al norte comunista, y EEUU, que apoyó al sur.

"El éxito de la cumbre intercoreana es vital para el resultado de la reunión entre EEUU y Corea del Norte", explicó Cheong Seong-chang, director del Departamento de Estudios de Unificación en el Instituto de Sejong en Corea del Sur. Kim podría expresar su disposición a una desnuclearización en su conversación con Moon. "Pero esto no es suficiente. También debemos discutir un calendario", destacó.

El peligro de las conversaciones de Trump con Kim radica en que no alcancen un acuerdo, lo que haría que fuera más probable un conflicto armado. El riesgo es enorme porque las dos partes tienen ideas completamente diferentes sobre lo que significa la "desnuclearización".

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