Cultura

Éxito masivo de crítica y público

  • Destacaron en la última jornada del festival portuense The Milkyway Express, Los Cuantos y Gallon Drunk

Cuando uno despierta al día siguiente de una nueva edición del Monkey Week no sabe muy bien si echarlo de menos o si alegrarse por tener aún pulmones y un par de neuronas para jugar a las canicas con ellas. Sí señores, parece que a pesar del maratón más brutal de conciertos que uno pueda imaginar todos hemos sobrevivido, disfrutado y, finalmente, descansado sabiendo que la de este año ha sido una edición superlativa, probablemente la que ha contado con más público y mejores críticas por parte de prensa y artistas.

Me comentaba un colega que trabaja para una publicación musical muy conocida que nunca había venido y que no se esperaba que el mono fuese "esto", que sus expectativas se han visto superadas (más bien desbordadas) y que cada vez son más los colegas de profesión y de existencia los que marcan el evento como uno de esos festivales a los que deben asistir tarde o temprano.

El boca a boca funciona, y a pesar de la retirada de apoyos institucionales (obviamente por la crisis) y los bolsillos vacíos, el Monkey Week sigue yendo a más año tras año, asentándose como una referencia no sólo musical, sino también cultural, dentro del panorama festivalero patrio.

Decía esta madrugada Paco Loco en Facebook que hay que agradecer a Tali, César y Jesús el esfuerzo que han realizado para hacer de El Puerto algo más que lo evidente, que haya dado a conocer la ciudad en rincones en los que poco interesa el marisco o la feria. Y visto lo visto a lo largo de estos tres días, tiene toda la razón.

Sin embargo, de manera bastante curiosa, durante el día del sábado hubo una asistencia sensiblemente inferior a la del viernes. Curioso porque tocaron Pájaro, Gallon Drunk o Xöel López, probablemente los nombres más destacados del infinito cartel del mono; curioso porque todo el mundo sabe que los sábados siempre son más que los viernes. En cualquier caso, las calles volvieron a estar repletas de artistas, colegas del gremio, festivaleros y gente del Puerto de toda la vida que aprovecharon el ambiente para cenar en la calle y para ver de qué va eso del Monkey.

Para la inmensa mayoría del público el día arrancó hacia las cinco de la tarde con muchas legañas y un nuevo concierto de las Cassettes, aunque los más madrugadores pudieron disfrutar de Son & The Holy Ghosts y la artista que más me ha impactado en esta edición del Monkey: Soledad Vélez, que volvió a desencajar mandíbulas de admiración en el Teatro Muñoz Seca.

A las seis de la tarde arrancó la segunda tanda de conciertos dentro del concurso del Circuito Joven Pop-Rock Andalucía 2012, mientras que apenas a quinientos metros el gigantesco dúo I Am Dive demostró por qué es, hoy por hoy, uno de los grandes fenómenos independientes de la escena andaluza y española. Como me advirtió un colega: "canela fina".

La sala Mondongo volvió a acoger un nuevo capítulo dentro de la bullanguera e incorrecta carrera de los hermanos Rejano y sus Little Cobras, y después The Milkyway Express ofrecieron un concierto como la copa de un pino (si es que las copas, los pinos y el Southern Rock tienen algo que ver).

Por razones obvias, los sevillanos, junto con Checopolaco, se llevaron el concurso de la Junta de Andalucía y fueron elegidos para girar a lo largo y ancho de nuestra geografía defendiendo un directo y una forma de concebir la música que merece todos los respetos de quien esto escribe.

"¿Acaso no son revival?", me espetaba un compañero. Pues sí, son revival, qué le vamos a hacer; pero resulta una delicia verlos en directo y te levantan un festival o un evento en cinco minutos. Son espectaculares, son grandes intérpretes, y poseen un carisma muy especial.

A pesar de Xöel López, Famasloop, Dirty Socks o los muy aplaudidos Nice Weather For Ducks, lo verdaderamente gordo del sábado comenzó a las once de la noche en la sala Mucho Teatro.

Tras una infinidad de rumores ("a estos chicos hay que verlos"), Los Cuantos se llevaron la mayor parte de las loas de los asistentes convirtiéndose en la gran sorpresa de la jornada. Con su sonido a medio camino entre Joy Division y Talking Heads dejaron encantadas a las enfebrecidas masas que trataban de convertirse en un solo cuerpo inmenso y bailongo en las entrañas del antiguo cine.

Pájaro cumplió (aunque me advirtió un colega de profesión que llegó a aburrirse un poco) y Gallon Drunk supusieron un punto y aparte dentro de la noche (como éste que viene a continuación).

James Johnston y compañía son unos artistas consumados. Su directo es perfecto. Su música es oscura, densa y ruidosa. No son artistas que empiezan o que necesitan darse a conocer. Son "otra cosa". Una banda que se mueve dentro de un nivel de perfección que no tiene nada que ver con el que mostraron sus compañeros de festival (sin desmerecerlos, por supuesto).

Creo que a lo largo de estos tres días no ha habido ni un solo concierto malo (no exagero) o mal ejecutado. El nivel ha sido efectivamente superlativo. Pero hay que ser realistas y reconocer que muy pocos artistas jóvenes (que son los que suelen acudir al Monkey) tienen aún el nivel interpretativo que ostenta Gallon Drunk. Los londinenses tocan con Nick Cave, Tom Waits o Tindersticks. Ya no cumplen los cuarenta años y juegan, sencillamente, en otra división.

Finalmente, las glamurosas Muñecas de la Calle Feria cerraron la noche y el festival para deleite de los que trabajamos en él y para desesperación del público, que siempre quiere más.

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