Durante estos últimos días se ha comentado, e incluso se ha publicado en Diario de Jerez, la noticia de la gran cantidad de estorninos que se observan al anochecer en una de las arboledas existentes en la Avenida Alcalde Álvaro Domecq, concretamente frente al Instituto padre Luis Coloma. Por cierto, el componente más destacado de ese conjunto es una centenaria encina (Quercus ilex) que junto a las existentes en la calle Fermín Aranda, deberían ser declaradas Monumentos Naturales de Jerez. ¡Cuántas historias de nuestra ciudad podrían contar esas gigantescas copas¡

Los estorninos que allí se concentran pertenecen a dos especies: el Estornino negro (Sturnus unicolor), que cría en nuestras tierras y es vulgarmente conocido como tordo, y la otra especie es el Estornino pinto (Sturnus vulgaris), que no cría por estas latitudes y viene del Norte de Europa y de España huyendo de las gélidas temperaturas septentrionales. Aquí encuentran comida y menos frio que en sus países de origen.

Estos bandos invernales forman una de las escenas más bellas de la Naturaleza. Pero estos vuelos sincronizados no surgen por estética. Aunque la Ciencia todavía trata de entenderlos, parece claro que responde a una estrategia de supervivencia. Buscar comida en común es más ventajoso y para los predadores estas formaciones reducen su éxito durante la caza: con sus movimientos y constantes cambio de dirección, los estorninos logran despistar al predador, un halcón (Falco peregrinus) por ejemplo, que no logra alcanzar a fijar la atención en una única presa.

Los bandos se forman sólo en invierno, momento en que no tienen que atender a los pollos y están más pendientes de velar por su supervivencia. Estas hermosísimas formaciones sólo tienen lugar al atardecer cuando los estorninos están a punto de entrar al dormidero. Así que anímense, paseen por la Avenida y disfruten de semejante maravilla. Además es gratis.

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