violencia machista

El jurado se retira a deliberar sobre el crimen del acusado de matar a su mujer de 40 puñaladas

  • Los nueve ciudadanos deben responder a 25 preguntas relacionadas con los hechos

Manuel R.M., acusado de asesinar en Lebrija  a su ex pareja, María del Castillo Vargas, hija de la cantaora Juana Vargas.

Manuel R.M., acusado de asesinar en Lebrija a su ex pareja, María del Castillo Vargas, hija de la cantaora Juana Vargas. / EFE

El jurado popular se ha retirado este mediodía a deliberar sobre el crimen del que está acusado Manuel Rodríguez Muñoz, el hombre que asestó 40 puñaladas a su ex mujer, María del Castillo Vargas –hija de la cantaora Juana Vargas-, después de que ésta se arrojara por el balcón de su casa en Lebrija tratando de huir del agresor.

Los nueve ciudadanos que conforman el jurado tendrán que responder a las 25 preguntas que les ha planteado la magistrada que preside el tribunal, entre las que se encuentran si consideran que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato o de homicidio, y su hubo circunstancias agravantes –como la alevosía y el ensañamiento- o atenuantes en su conducta, dado que la defensa plantea hasta tres circunstancias para intentar rebajar la pena: confesión, la de haber actuado en un arrebato u obcecación, y la de hallarse bajo los efectos de la cocaína, según explicaron fuentes del caso.

En su declaración en el juicio, el acusado, que se enfrenta a una petición del fiscal de 31 años de cárcel, defendió una versión increíble, según la cual, todas las puñaladas que recibió la víctima fueron durante un “forcejeo” que mantuvo con ella. En la última sesión del juicio, hizo uso de su derecho a la última palabra para pedir perdón a la familia de la fallecida.

Durante la vista oral, el acusado sólo accedió a responder a las preguntas de su abogada defensora, a la que dijo que llevaba prácticamente toda la vida con María del Castillo, desde que se hicieron novios con 13 o 14 años. El acusado relató que el día de autos se dirigió al bar donde trabajaba su mujer en la localidad de El Cuervo y ella le indicó, según su versión, que no le podía atender en ese momento porque había clientes, por lo que le dijo que fuera luego a su casa, en la localidad de Lebrija.

Manuel Rodríguez afirmó que llamó a la puerta, pero María no la abría y añadió que como vio luz entró por la ventana, viendo a su ex mujer “sentada en el sofá, esperándolo”.

A partir de ese momento y, sin una explicación aparentemente lógica, el acusado aseguró que María cogió el teléfono móvil y se fue a la cocina. Él la siguió, pidiéndole el teléfono y ella “cogió un cuchillo” de la encimera y le cortó los dedos, añadió el acusado, que aseguró que consiguió arrebatarle el cuchillo. “Forcejeamos, levanté las manos y me eché hacia atrás” y en ese forcejeó, prosigue, “ella se dio en el cuello” con el cuchillo. A continuación, se puso “nervioso” y entró en estado de shock, mientras María, continuó, se lanzó por el balcón. Cuando miró, la encontró en el suelo, en medio de un “charco de sangre”, y saltó, rompiéndose un tobillo y una muñeca, y entonces fue a buscar el coche, personándose en la Jefatura de la Policía Local, donde les dijo a los agente que su mujer “se había tirado y estaba en el suelo”.

La fiscal advirtió de las numerosas contradicciones entre este relato y el testimonio que Manuel Rodríguez prestó ante la juez de Instrucción, por lo que pidió que se leyera esa declaración y se preguntara al acusado sobre dichas contradicciones. “Yo eso no se lo he hecho a mi mujer, no es cierto que la acuchillara”, aseveró el acusado, que también negó los malos tratos a pesar de que ya ha sido condenado a nueve meses de cárcel por un delito de lesiones y que tiene pendiente otro juicio por el que se le puso una orden de alejamiento que estaba en vigor cuando se produjo el crimen. “Jamás en la vida se me ha pasado por la mente hacerle eso a mi mujer. Nunca he tenido problemas con ella, de ninguna clase”, agregó en su defensa.

María del Castillo Vargas había presentado dos denuncias por malos tratos contra el acusado, una en junio y otra en noviembre de ese mismo año, la segunda de las cuales dio lugar a que se dictara una orden de alejamiento. El 27 de noviembre de 2015, un juzgado de Lebrija le impuso una orden de alejamiento por los malos tratos, pero a pesar de que el acusado tenía conocimiento de esta prohibición, sobre las 4:30 hora del 9 de diciembre de 2016 acudió al domicilio de su ex pareja –en la calle Zancarrón Jazmín de Lebrija–, "guiado por el propósito de acabar con su vida", precisa en su escrito de conclusiones la fiscal, que añade que el acusado accedió "sorpresivamente" al domicilio por la vivienda del dormitorio ubicado en el primer piso. Entonces inició una discusión con la mujer por "celos" y el acusado insistía en ver el contenido de unas "conversaciones que su ex mujer guardaba en el teléfono móvil", a lo que la víctima se negaba. Cuando la mujer se descolgó por el balcón huyendo, el procesado, con "evidente ánimo de acabar con la vida de su ex esposa", le clavó un cuchillo de cocina hasta en cuarenta ocasiones en diversas zonas del cuerpo mientras la víctima "trataba de zafarse en vano" de su agresor. 

La Fiscalía solicita una condena de 31 años de prisión para el acusado, al que atribuye cuatro delitos: uno de quebrantamiento de medida cautelar, por el que pide un año de prisión; otro de allanamiento, por el que reclama dos años ; 25 años de cárcel por el delito de asesinato; y otros tres años de prisión por maltrato habitual.

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