La Línea

El nacimiento de la ciudad

  • parte IIMiguel del Manzano Pratts es el autor de una enciclopedia de La Línea, que consta de diez tomos. El primero, en cuatro capítulos, hace un recorrido desde los orígenes de la ciudad hasta principios del siglo XXI

El segundo capítulo de la Enciclopedia de La Línea trata del siglo XIX (desde 1870 a 1900). Veamos algunos fragmentos de este segundo capítulo.

El aumento de la población a finales del siglo XIX obliga a que acomentan mejoras

El nacimiento de la ciudad

Negociantes, comerciantes y sencillos trabajadores quisieron que La Línea fuera un municipio independiente de San Roque, controlado por militares, terratenientes y aristócratas. La oposición social y política de ambas poblaciones hace comprensible su separación, no sin bastantes impedimentos y el lógico posicionamiento en contra de San Roque.

Fue el 17 de enero de 1870 cuando se autoriza la segregación de La Línea del Ayuntamiento de San Roque, y se le conceden los pastos, frutos, aprovechamiento y sus usos públicos comprendidos en el término jurisdiccional. Así nace con poco más de 300 habitantes La Línea de Gibraltar, nombre que heredó la población de la fortificación junto a la que nació. El casco urbano del recién nacido municipio se comprende entre la actual Plaza de la Iglesia, la Plaza de la Constitución, calle Real, la calle Jardines y la Avenida España. Tiene también un cementerio, la comandancia, una aduana, un cuartel de carabineros y otro de soldados. Más allá se encuentra el barrio del Espigón y lejos, en la playa de levante, la Atunara o Tunara, barriada de pescadores que no nació como un barrio más de La Línea, sino que sus orígenes datan nada más y nada menos que 640 años antes que la propia ciudad.

Entre todo esto muchos huertos: el de Pedro Vejer, el de Mondéjar, del Inglés, Fava, Recagno, Genovessa, Russi, etc. El 20 de julio de 1870 se constituye el ayuntamiento de La Línea de la Concepción, siendo su primer alcalde-presidente don Lutgardo López Muñoz, elegido por una comisión de vecinos, designados por la Diputación Provincial. En la primera sesión del nuevo ayuntamiento, se procedió a la elección del nombre con el que desde entonces debería ser conocida esta población y de forma unánime se decidió el de La Línea de la Concepción, por ser la Inmaculada Concepción la patrona del ejército español en esas fechas. Este nombre fue cambiado en varias ocasiones, pero persiste la propuesta primitiva, y es en 1883 cuando vemos aparecer este nombre en los libros de actas. El día 3 de julio de 1913 el rey Alfonso XIII otorgó el título de ciudad a La Línea de la Concepción.

Desde 1871 a 1900

En estos últimos treinta años del siglo XIX, La Línea de la Concepción experimentó un crecimiento muy importante en todos los aspectos, principalmente en el aumento de población, que pasa de 330 habitantes en el año 1870 a 31.862 en 1900, según el Instituto Nacional de Estadística de España. El asentamiento de la población se encuentra favorecido por las cesiones de terrenos que las autoridades militares efectuaban a quienes se comprometían a cultivarlos para favorecer el creciente comercio con Gibraltar, cuyo vecindario y guarnición se abastecían de los productos de esta zona y la mano de obra que precisaba en aquella ciudad para los trabajos del puerto y de la villa.

De esta época de finales del siglo XIX, podemos destacar edificios tan emblemáticos como: la Plaza de Toros, construida en el año 1883; el edificio de La Aduana, de 1879; la Iglesia de la Inmaculada Concepción, que data de 1873-79; el Mercado Municipal de Abastos, de 1880; el Cementerio Nuevo o Cementerio de San José, cuya construcción se comienza en 1900; la Plaza de Prim, actualmente Plaza de la Constitución, de 1884, a la derecha el Cuartel de Carabineros, en el otro extremo y con verja de entrada, la casa de la familia Carrera, de 1871. La Villa de aquel entonces comprendía la circunferencia hoy en día rodeada por las calles del Sol, Avenida de España y López de Ayala; luego crecería hasta la calle San José, Granada, Castelar y Avenida de España, con la Plaza de Toros fuera del casco urbano y la Sacramental de San José.

Obras urgentes

Las obras de infraestructuras eran uno de los capítulos más urgentes a realizar en las últimas décadas del siglo XIX en La Línea. Era necesario acometer una serie de mejoras, dado el desolador aspecto de las calles y la carencia de los servicios más esenciales. Entre éstos se encontraban el saneamiento, el empedrado de las calles, alcantarillado, luz eléctrica, fuentes públicas, escuelas, etc.

Entre los servicios más urgentes a realizar se hallaban el Juzgado Municipal, el Mercado de Abastos, el Matadero Municipal, etc. El espectacular aumento de la población demandaba estas mejoras.

La Plaza de Toros en el siglo XIX

En el año 1880 surge la idea en esta población, que ya contaba con 1.260 habitantes de hecho, por parte de particulares de construir una plaza de toros, que con el tiempo daría importancia a los festejos de la Velada. Así, en sesión del Ayuntamiento celebrada el día 7 de abril de 1880, "se da lectura a una instancia suscrita por don Fernando Prades y Vives y don Rafael Jiménez Calderón y Compañía, vecinos de Madrid y residentes en la Plaza de Gibraltar, como empleados en la sección facultativa del ferrocarril Jerez-Algeciras, solicitando licencia para la construcción de un circo o plaza de toros, a expensas de los exponentes y en terreno de su propiedad".

Esta solicitud es rechazada en la sesión municipal del día 5 de mayo de este mismo año, porque, según informe técnico emitido, "el proyecto no reúne las condiciones necesarias para los de su clase", siendo alcalde en aquella fecha don Enrique Rovira Ortiz. En aquella misma sesión municipal, se dio lectura "a una instancia suscrita por don Adolfo del Castillo, arquitecto de la Real Academia de San Fernando y don Luis Ramírez Galuzo, del comercio de esta Villa, solicitando autorización de esta municipalidad para construir un circo donde puedan celebrarse espectáculos acrobáticos, ecuestres y taurinos, conforme el proyecto y memoria descriptiva que acompañan, costeados a sus expensas y en terrenos de su propiedad". Esta construcción es autorizada por el Ayuntamiento en la siguiente sesión celebrada el día 12 del mismo mes y año, tras un detallado informe de la Comisión Municipal de la Policía Urbana.

No cabe duda que la construcción de la plaza de toros venía a significar un poderoso acicate para que el Ayuntamiento acometiera reformas urbanas en la ciudad, sobre todo en los accesos a dicho coso, puesto que en sesión municipal celebrada el 4 de agosto de 1880 se propone que "sería conveniente que las calles afluyentes a aquel edificio y muy particularmente a la calle Clavel, se le diese la anchura de 12 metros, con objeto de plantar árboles a un lado y a otro y a la distancia de tres metros de las aceras que se fabriquen y de esta manera podrían transitarse en carruajes y a pie cómodamente y con holgura, además de dársele un bonito aspecto a la calle, que formará alameda o paseo".

En efecto, luego se llamaría "Avenida del Campo". Tanto los jornales como los materiales fueron pagados en calderilla, procedente de las ventas diarias de la "Bodega de Ramírez" en la calle Clavel, cerca de la Explanada: 5 céntimos por cada ladrillo, diez céntimos por cada carga de piedra de Sierra Carbonera y un real por cada losa labrada. En 1880 dieron comienzo las obras, que tendría forma de polígono regular de 49 ochavas, dos cuerpos y 11 puertas, con techumbre soportada con columnas y arcos de mampostería, pero ocurrió que cuando la mayoría de los arcos estaban terminados, se desprendió uno de ellos arrastrando a todos los demás. Las obras hubieron de empezar de nuevo, con modificación del proyecto original; las columnas de mampostería fueron sustituidas por pilares de madera, sobre sólida gradas de los tendidos y cimentación más bien propia de una fortaleza. Por fin, las obras fueron terminadas en enero de 1883, solicitándose reconocimiento oficial facultativo para proceder a su inauguración.

Plaza de Toros de La Línea en el siglo XIX

Emitido el informe favorable por el arquitecto provincial, el 20 de mayo de 1883, se procede al magno acontecimiento de la inauguración de la plaza de toros de La Línea, fecha que coincide con el día del Corpus y festejos de la Velada. Era alcalde don Andrés González Rojas, quien preside el acto inaugural, juntamente con las autoridades de Gibraltar y de la comarca, expresamente invitadas al acontecimiento.

En esta primera corrida, con un lleno hasta la bandera, el cartel no puede ser más extraordinario, con la participación de las grandes figuras del toreo de la época, como son los matadores Antonio Carmona El Gordito de Sevilla, Salvador Sánchez Frascuelode Churriana, y Antonio Ortega El Marinero de Cádiz, que lidiaron seis bravos toros de la ganadería de doña Teresa Núñez del Prado, de Arcos de la Frontera. La corrida dio comienzo a las 4:30 de la tarde, siendo los precios de las entradas de 16 reales de vellón la sombra y 10 reales de vellón el sol.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios