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La Línea

Un hotel de emergencia en el polideportivo municipal

  • El pabellón de deportes de La Línea es habilitado a contrarreloj para albergar a los desplazados. Activado el protocolo nacional para la acogida.

Pasaban un par de minutos de las 23:00 cuando los primeros clientes del hotel Aldiana arribaban a las instalaciones del pabellón de deportes municipal, lugar elegido como primer punto para albergar a los evacuados por el incendio. Lo hacían en autobuses habilitados por el Consorcio de Transportes. Sus caras lo decían todo, no hacía falta entender su idioma. Incredulidad, tristeza, preocupación... pero con mucha entereza, conscientes de que solo habían perdido una tarde vacacional en medio de una situación que se tornó complicada por momentos. Conscientes de que lo suyo era un mal menor en medio de una tragedia medioambiental.

Su espíritu fue impecable desde el primer momento, ni una mala cara, ni una protesta, ni una discusión, entendiendo perfectamente la sitación y siguiendo al pie de la letra las instrucciones del protocolo.

Los más pequeños optaron por coger algunos balones y disfrutar de las instalaciones deportivas, algunos mostrando incluso las buenas maneras del balompié teutón. Los más mayores buscaban acomodo en las gradas o el parquet del pabellón, dejando pasar los minutos y sopesando la mejor decisión.

El dispositivo ya desplegado había hecho acopio de botellas de agua mineral que ya estaban siendo repartidas según necesidades de los presentes. Desde mucho antes de la llegada de los autobuses el pabellón ya estaba abierto, iluminado, con efectivos de Policía Local, Protección Civil y algunos empleados municipales. Encabezando la comitiva los ediles Gabriel Cobos, que durante la tarde informó a los portavoces del resto de grupos políticos de cada nivel de protocolo activado, y Helenio Fernández, comunicados continuamente con el alcalde, Juan Franco, y el teniente de alcalde Juan Macías, que llegaron poco después.

Antes de que el primer autobús estacionara a las puertas del polideportivo ya se habían buscado distintas alternativas por si había que dar alojamiento a más personas. La segunda opción era habilitar los laterales del Palacio de Congresos y en tercer lugar se habrían abierto las instalaciones de todos los colegios que hubiesen sido necesarios, comenzando por el San Felipe por cuestiones logísticas. Pese a la rápida actuación, la cara de los gobernantes linenses reflejaba la preocupación lógica del momento, sobre todo porque el fuego aún no estaba controlado y muchos vecinos estaban pendientes del avance de las llamas.

Pasadas las 23:40 llegó el primer cargamento de colchones proporcionados por Cruz Roja una vez activado el protocolo nacional de emergencia, que también se preocupó de que un hipermercado de la zona abasteciera de víveres según necesidades a las personas desalojadas.

Para entonces algunos clientes del hotel ya habían realizado las gestiones pertinentes para contratar alojamiento por esa noche en otros hoteles de la zona a los que fueron desplazados por taxis y algunos vehículos de personal voluntario que acudió a la llamada de emergencia.

Es el caso de Anne, una alemana nacida en Colonia pero de padre español que aseguraba en casi perfecto castellano que “por la mañana ya vimos el fuego, pero cuando fuimos a cenar nos comunicaron que podía darse la evacuación. Preparamos los equipajes y aquí estamos”.

Ella fue una de las que optó por alojarse junto a su familia en otro hotel, quejándose de la “falta de información, nos dijeron que nos traerían a hoteles, pero aquí estamos. Era mi segundo día en el hotel y estamos 12 días más, así que espero que mañana podamos volver”.

Entre las clientes también se daba un caso opuesto, el de Julia Benito, madrileña afincada en Alemania que relataba su experiencia junto a su marido, nacido en Dusseldorf, y sus hijos. “Se veía perfectamente el incendio desde el hotel y cada vez el humo se acercaba más. Impresionaba. Y al final nos evacuaron”.

“Yo creía que nos llevaban a otro hotel y me encuentro con un polideportivo, pero lo importante es que no haya daños personales y controlen el fuego. Yo no he pasado miedo, pero otros clientes han visto las llamas a cuatro o cinco metros. El problema ha sido la falta de información”, y todo ello en su primer día de vacaciones.

Controlando el dispositivo estuvo en todo momento el alcalde, que explicó que las circunstancias obligaban a desalojar el hotel y a instalar a los clientes en el polideportivo. Su principal preocupación era que los efectivos pudieran controlar el fuego, aunque reconoció que había algunos puntos complicados. Porque además se dieron varios factores que hicieron empeorar la situación de forma considerable,  “la temperatura marcaba 38 grados, inusual en estas fechas, luego el viento ha cambiado varias veces de dirección e intensidad. Pero sobre todo llama la atención la aparición de otros focos en lugares del casco urbano que sí se han podido controlar”.

A la pregunta sobre la intencionalidad del incendio, sólo señaló que “llama la atención que se den tres fuegos a la vez. En fin...”. 

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