La Línea

La ciudad noble y laboriosa

  • 1929En la pagina 402 del Libro de oro de la Exposición Universal Iberoamericana de Sevilla en 1929 se da publicidad a La Línea en un artículo elaborado por Enrique Sánchez Cabeza

Los Jardines Saccone y la Villa de San José, en la década de los 20.

Los Jardines Saccone y la Villa de San José, en la década de los 20. / la línea en blanco y negro

En el extremo sur de la provincia de Cádiz, un kilómetro al norte de Gibraltar y siete al sudeste de San Roque, en una extensión de terreno arenoso, en las estribaciones de Sierra Carbonera, de la que dista dos kilómetros aproximadamente, se halla enclavada La Línea de la Concepción.

Población moderna, de sencilla arquitectura, nació y creció a la sombra de esa mole gigante que, semejando un león en reposo, es la cosmopolita y atractiva ciudad de Gibraltar. Su génesis, precisamente en estos días en que la Exposición Ibero-Americana es como una exaltación de los valores raciales hispanos que culminaron en la máxima epopeya del descubrimiento del Nuevo Mundo, nos recuerda que si alguna ciudad existe en nuestra Patria que pueda representar el entronque de la vieja madre con sus jóvenes hijas, esa ciudad es La Línea de la Concepción.

Por esta puerta de la Patria amada ha desfilado un buen contingente de la emigración española, que en un ansia de aventuras, de mejoramiento material, se encauzó hacia aquellos países a los que el genio inmortal de Colón dio vida por y para España. Y en esta puerta de nuestra Patria se detuvieron, para no abandonar el suelo amado, caravanas enteras de emigrantes que al encontrar en el dique, en los arsenales, en el puerto de Gibraltar, el trabajo y el dinero que a América les lanzaba, renunciaron a su primera idea y se avecindaron, creando un pueblo potente y vigoroso -como la América a la que habían renunciado- sobre ese arenal inmenso que era, hace unos setenta años, lo que es hoy una de las más importantes ciudades andaluzas.

El caso de La Línea, por las razones que van expuestas, es quizás, único en nuestra Patria. A pesar de estar asentada en Andalucía, sin dejar de serlo es, sin duda, la menos andaluza de las poblaciones. Y ello no obedece a ningún fenómeno extraordinario, sino simplemente a la forma de su incubación.

Esas corrientes de emigración, que aquí dejaron importantes núcleos, procedían de toda España. Y la población de la Línea fue formándose por gallegos, extremeños, valencianos, andaluces, etc. De ahí que haya quien asegura que el ciudadano linense es el individuo tipo español; tesis que mantenía con verdadero calor un culto inglés, que en cierta ocasión me decía: "Ningún pueblo como La Línea puede preciarse de representar de una forma más precisa el carácter español, ya que por la forma de su elaboración, por el cruce de todas las razas originarias de vuestras regiones, surgió ese tipo representativo de la raza genial, que según Gonzalez-Blanco , es 'la raza gallarda, aventurera, la raza de los hijos del Cid, la raza que culminó en el Hidalgo Manchego, la raza de hombres fuertes como murallas y a la vez tiernos como niños; esta raza magnífica que dejó sus huellas por dondequiera que pasó, la raza que fue a Flandes, la que colonizó América, que llevó a las selvas vírgenes la Cruz de Cristo y la lengua de Cervantes".

Y esto me lo decía con fruición, con verdadero entusiasmo, como queriendo hacer suyo ese canto a la raza hispana; porque esta ciudad, por ese intercambio que con Gibraltar sostiene, ha ganado para nuestra Patria el corazón de muchos ingleses, que así han sentido a España por La Línea ya que así es La Línea por España.

Hasta aquí el aspecto espiritual de la ciudad. El otro, el urbano, está a tono con aquél. Como el espíritu de la raza, es modesto, sencillo. Calles amplias, soleadas. Edificaciones modernas, sin complicaciones. ¡Toda la ciudad es un canto a la vida! Como todo pueblo joven, La Línea carece de momentos históricos, ya que no podemos dar esta designación a las ruinas de los castillos y murallas que constituían la fortaleza construida por el duque de Montemar para sitiar Gibraltar.

En el aspecto turístico, La Línea ofrece bastantes atractivos al forastero. Una magnífica carretera la une al resto de España y a Gibraltar, de la que dista menos de dos minutos en automóvil. Esta circunstancia la hace ser el punto de partida del turismo que en el puerto calpense desembarca.

En sus cercanías se hallan las ruinas de la antigua ciudad de Carteya, que estuvo situada en esta herradura de tierra que forman Gibraltar y su Campo. Durante la temporada veraniega, y de acuerdo con compañías navieras calpenses, se organizan interesantísimas excursiones a los diferentes lugares típicos de la zona de nuestro protectorado en Marruecos, Tánger y Ceuta.

En el mes de julio se celebran las tradicionales fiestas de la ciudad, que han alcanzado justo renombre. En esta época se organizan varias corridas de toros a base de toreros de primera fila, a las que acuden aficionados de toda la región andaluza.

Hoy se están llevando a cabo importantes mejoras sanitarias y urbanas, que, unidas a la bonanza del clima -sin disputa, el mejor de España y quizás del mundo entero-, harán de La Línea un verdadero paraíso, laborando con tal objeto, de una forma eficaz y digna de loa, al Ayuntamiento que preside el actual alcalde, don Andrés Viñas García.

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