La Línea

Un café que calienta hasta el alma

  • El programa Café Calor de Cáritas cumple seis años en La Línea en plena ola de frío

  • Los voluntarios asisten cada noche hasta 40 personas sin techo a los que llevan la cena

Cae la tarde y los linenses que pasean junto a la playa de Poniente aceleran el paso instintivamente al ver un termómetro que apenas marca 7 grados cuando lo habitual es que dos dígitos iluminen la pantalla electrónica. Caminan rápido camino de casa con el objetivo de entrar en calor.

Casi a la misma hora, un grupo de voluntarios de Cáritas La Línea se prepara para, una noche más, llevar un plato de comida caliente y algo de conversación a las personas que viven en la calle. Se trata del programa Café Calor, que se puso en marcha en la ciudad hace justo seis años durante otra ola de frío como la que esta semana atraviesa el país. "Nacimos en la madrugada del 19 de enero de 2011. Con tanto frío como estos días y dispuestos a echar una mano a quienes viven en la calle", explica José Antonio Sánchez, coordinador del programa.

La entidad reparte 18 sacos de dormir en tres días para combatir las bajas temperaturas

No faltan una sola noche entre semana. Sea verano o, como estos días, las bajas temperaturas y la lluvia inviten a refugiarse junto a la estufa. "Muchas veces no es tanto el café que llevamos como el rato de charla que les damos a las personas sin hogar. Necesitan hablar y aquí encuentran a gente que les escucha, que les acompaña", resalta Sánchez.

La ola de frío de esta semana ha obligado a doblar esfuerzos. En lugar de los cinco voluntarios que habitualmente realizan la ruta para el reparto en una furgoneta, han sido nueve. En total, cada noche atienden entre 30 y 40 personas que duermen con el cielo como techo. A todos les llevan un plato caliente (generalmente un guiso), medio litro de agua, zumos, el café que da nombre al programa y unas magdalenas que se entregan en puntos concertados repartidos por toda la ciudad. "Muchos no quieren ir a un albergue, por lo que somos nosotros los que vamos a buscarles para ayudarles en lo que podemos", explica el coordinador.

Entre el miércoles y ayer viernes, además, Café Calor repartió 18 sacos de dormir -donados por la Obra Social La Caixa- y 24 pares de zapatos procedentes de la Hermandad del Medinaceli. "Hay quien duerme incluso dentro de un búnker, por lo que la humedad cala hasta los huesos. El saco de dormir es más fácil de limpiar y aísla en lugar de las mantas, que se quedan cortas. Ha sido una gran ayuda", resalta el responsable de Cáritas.

Otros voluntarios se encargan de preparar los guisos que luego se llevan en termos calientes. A veces reciben donaciones de piezas de fruta o, como en fin de año, racimos de uvas para tratar de humanizar una noche especial pese a las dificultades. En todos los casos, junto con el reparto, los voluntarios recuerdan a quienes reciben la asistencia que existen puntos habilitados para pasar la noche a cubierto si lo desean.

Pero en muchos de estos casos tras la terquedad a la hora de aceptar la asistencia se encuentran enfermedades mentales o adicciones. De hecho, el Ayuntamiento de La Línea activó el pasado miércoles el protocolo de frío que se pone en macha cuando el termómetro baja hasta los 6 grados. El Plan de prevención de daños por incidencias meteorológicas para las personas en exclusión social prevé que las personas sin hogar duerman en el centro de acogida de Hogar Betania. Sin embargo, sólo una accedió a ello el pasado jueves, según explica Helenio Fernández, concejal de Asuntos Sociales de La Línea. Esa noche la temperatura llegó a sólo 4 grados.

El dispositivo municipal -en el que participan Protección Civil y la Policía Local además de Hogar Betania - recorrió los lugares habituales para informar de esta posibilidad mientras Café Calor hacía lo propio con el avituallamiento. "Hay casos de personas que viven en la calle porque han dejado voluntariamente una residencia. Contra esa voluntad, salvo que se declare judicialmente la incapacidad de la persona y se nombre un tutor por parte de la administración, lamentablemente no podemos hacer nada", detalla Fernández.

Los voluntarios de Café Calor buscan detectar esos casos y remachar que existen medios asistenciales a disposición de los indigentes, al menos para las noches más crudas del invierno como las de estos días. También ayudan a derivar casos hacia las unidades de salud mental o adicciones. El grupo de Cáritas se encuentra igualmente abierto a donaciones de zumos en brick de una dosis, magdalenas y galletas que pueden entregarse en la parroquia de San José.

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