La Línea

Tradición y devoción en el parque

  • Decenas de linenses participan en la romería de la Inmaculada Peregrina

  • La Virgen estrena la restauración de la corona y un par de pendientes de plata de ley con circonitas

El parque Princesa Sofía de La Línea acogió ayer la trigésimo segunda edición de la romería en honor a la Inmaculada Peregrina, una pequeña talla que llegó a la zona hacia el año 1731 con las tropas que Carlos III envió para poner sitio a Gibraltar y a la que cada mes de mayo se le rinden cultos internos y externos por parte de la hermandad de Gloria de la Inmaculada Concepción.

Decenas de personas acompañaron en peregrinación a la carreta con la imagen, que partió sobre las 11:00 desde la iglesia de la Inmaculada rumbo al parque, a través de las calles Padre Rodríguez Cantizano, Sol, Águilas, Gibraltar, prolongación de la calle Gibraltar y la Avenida del Ejercito. A pie, a caballo o en varias calesas, los linenses acompañaron con cantos el desfile hasta dejar ubicada la carreta a la sombra.

Tras el oficio religioso, a mediodía, comenzó la jornada de convivencia con actuaciones en directo y con la colaboración de la Hermandad de Flagelación y Estrella, que instaló una barra con comida y bebida. Muchos también trajeron víveres desde casa y buscaron cobijo a la sombra de los árboles para almorzar.

La Virgen estrenó la restauración de la corona y un par de pendientes de plata de ley con circonitas incrustadas.

Tras el almuerzo, en el que muchos degustaron la paella preparada por los romeros, sobre las 16:30 tuvo lugar el rezo del rosario, mientras que el cortejo puso rumbo inverso hacia el centro sobre las seis de la tarde, aunque con un recorrido diferente para que la talla recorriera el mayor número posible de viales. Al paso del cortejo, muchos vecinos se asomaron a las puertas como muestra de devoción hacia la centenaria imagen, cuya romería alcanza cada año mayores cotas de seguimiento en la ciudad.

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