Enciclopedia de La Línea

Breve historia de la Feria (II)

  • TOMO VIIIEl octavo volumen de la Enciclopedia de La Línea recoge la historia de las fiestas de la ciudad y sus tradiciones. Uno de sus capítulos se dedica a la historia de la Velada y Fiestas.

EN vísperas de la Velada de 1891, otro periódico local Diario de La Línea que editaba don M. J. Bonelo, de fecha 4 de junio de dicho año, publica el siguiente anuncio: “Subasta. A las dos de la tarde del próximo miércoles, diez de los corrientes, tendrá lugar sin licitadores en este Ayuntamiento, la subasta para la recaudación del arbitrio municipal sobre los puestos que se coloquen en la vía publica durante los días de la Velada. Siendo el tipo al alza de tres mil pesetas”.

Y como en todas partes cuecen habas, también la Velada de La Línea a lo largo de los años tuvo sus problemas, algunos de ellos propios de la política caciquil municipal, simples críticas más o menos jocosas como resultado del celo, la inquina o el zancadilleo entre conservadores y liberales dinásticos, como se demuestra en la siguiente carta abierta al Alcalde de La Línea, en ese año don Luis Ramírez Galuzo publicado en el citado Diario de La Línea con fecha 30 de junio de 1891: “Sr. Alcalde. Se dijo que ningún puesto de feriantes se colocaría este año en la Plaza de la Iglesia. Y no ha sucedido así y ello no nos extraña. Lo que sí es extraño e incomprensible que S. S. tolera que una de las buñolerías se esté colocando de modo que deja oculto al Centro Liberal, privando a esta sociedad del recreo de las próximas fiestas, con las molestias que con tal motivo se le han de originar. Esperamos que el Sr. Alcalde movido por un rasgo de caballerosidad y de propia dignidad, ordene que se suspenda dicha instalación, haciéndola colocar en forma que no perjudique a dicha sociedad, ni convierta en una despreciativa y escandalosa vejación para la misma. Esperamos confiadamente que el Sr. Alcalde atienda nuestra justa petición y por ello el Centro Liberal y nosotros le quedaremos muy agradecidos”.

Aunque habitualmente la Velada se celebraba en la antigua Plaza de Prim, y como es lógico la Caseta Municipal se instalaba en la plazuela elevada que existía en la plaza de Alfonso XIII (nuevo nombre que se le daba a la Plaza de Prim), por lo que aquel año de 1891, año que por otra parte había sido triste en La Línea y Gibraltar, por la tragedia del naufragio del día 17 de marzo del vapor Utopía en el puerto de Gibraltar, con un terrible balance de víctimas, la mencionada Caseta Municipal cubrió de sus mejores galas, gracias al experto decorador linense Sr. Carretero, y las puertas de la plaza de Gibraltar, para que sus habitantes pudieran disfrutar en nuestra Velada, se mantuvieron abiertas hasta las 12 de la noche, como una concesión especial del gobernador inglés, ya que en aquellos tiempos las puertas de Gibraltar se abrían a las 6 de la mañana y se cerraban a las 6 de la tarde por medio de las señales de un disparo de cañón. Más días

El 30 mayo de 1892 el Ayuntamiento acuerda ampliar los días de duración de la Velada a una semana, que en ese año comprendería del 3 al 10 del mes de julio. La Velada del año siguiente (1893) marcó un hito en su historia. En Sesión Municipal celebrada el día 3 de abril del mencionado año, siendo Alcalde de la villa, D. Francisco Vázquez Rodríguez, exponía lo siguiente: “El Ayuntamiento de La Línea carece de todas clases de paseos públicos y de terrenos donde construirlos y en los que pueda ser colocada la Velada anual que se celebra en el mes de julio. Esta última se viene estableciendo en terrenos del Ramo de Guerra, lo que provoca todos los años multitud de reclamaciones y disgustos con el elemento militar, sin que permita tampoco el escaso terreno disponible dar a aquella la extensión que requiere y que su actual importancia exige. Con el fin de obviar tales inconvenientes y de dotar a este pueblo de un paseo digno de su cultura y adelanto, construido en terrenos propios y en condiciones que para ello pueda tener efecto la Velada de julio, el que suscribe cree que el Ayuntamiento debe acordar adquirir en propiedad los terrenos que al objeto sean necesarios. No existe ninguno que reúna las condiciones apetecidas por lo céntrico, favorable situación y capacidad que el que a la continuación de la calle Real y al final de la pequeña calle de Duque de Tetuán poseen los Sres. Garesse y en la actualidad están destinados a huerta. La superficie de dichos terrenos de forma regular y con abundante agua para su riego es de unos 14.000 metros cuadrados. El valor actual del terreno indicado, según ventas hechas de diversas parcelas a particulares con destino a la construcción de fincas, es de cinco y seis pesetas el metro; pero explorada la voluntad de D. Agustín Garesse, éste informa que pueden venderlos al municipio a mitad de su valor, o sea, a dos pesetas y cincuenta céntimos la vara cuadrada. No obstante, dada la importancia de la compra el que suscribe, asociado de importantes y respetables personalidades, ha logrado obtener la seguridad de los Sres. Garesse, de que si el Ayuntamiento acuerda la adquisición del terreno en una extensión de 13.000 varas cuadradas, en toda la extensión que forma un rectángulo regular a partir en las líneas laterales desde las construcciones existentes y rectamente desde la fachada que da a la calle Duque de Tetuán hasta el extremo final del terreno, que es lo que se considera útil y bastante para el paseo, se realizará la venta en la cantidad alzada de 27.500,00 ptas. al contado”.

Ni que decir tiene, que tan importante propuesta fue aprobada por la Corporación y rápidamente se encargó al Arquitecto Provincial, D. Amadeo Rodríguez los estudios, planos y presupuestos del nuevo paseo. El 12 de abril de 1893, el Diario de La Línea, publicaba el siguiente artículo sobre el nuevo paseo de la Velada: “Anteayer ha estado en esta población D. Emilio Grimaldi, ayudante del Arquitecto Provincial, practicando el replanteo de las obras del nuevo paseo. El Ayuntamiento con el fin de ganar tiempo ha acordado pedir autorización para efectuar las obras por administración, con arreglo al presupuesto formado por el Arquitecto Provincial; pero a pesar de ello adjudicará la obra a aquel o aquellos que se comprometan a ejecutarla más económicamente y dentro del plazo que las circunstancias exigen, si ha de ir la Velada próxima en los terrenos adquiridos a los Sres. Garesse. Así pues, cuantos se consideren en condiciones de poder llevar a cabo la obra indicada, o, cuando menos, el afirmado terreno con arreglo al plano, acudan al Sr. Alcalde con toda prontitud, quien facilitará datos y antecedentes y escuchará proposiciones que después serán sometidas todas a la decisión de la Corporación Municipal. De hacerse la citada obra, ha de ser entregada el 20 del próximo mes de junio lo más tarde. Hasta hoy no hay quien se comprometa a realizar los trabajos en el tiempo preciso, y esto es un obstáculo, que de no vencerse, hará imposible que la Velada vaya este año en el sitio proyectado. Sería una lástima después de los trabajos hechos y de los innumerables sacrificios realizados. Más no es posible hacer milagros. Contra los imposibles no queda otra cosa que tener paciencia”.

El día 5 de mayo de ese mismo año, el citado Diario de La Línea, volvía otra vez a ocuparse del proyecto del nuevo paseo. “Hoy ha llegado al Ayuntamiento de esta Villa los planos, memoria y presupuesto confeccionados por el Arquitecto Provincial D. Amadeo Rodríguez, para la construcción del nuevo paseo. La mejor forma y aspecto del paseo resultan elegantísimos y del mejor gusto. Sin embargo, háblase de que el Ayuntamiento se propone introducir algunas reformas en el proyecto con el fin de hacerlo más económico. Si esta noche lo aprueba el Ayuntamiento, se enviará enseguida a la aprobación del Gobernador de la Provincia e inmediatamente empezarán las obras de afirmado del terreno que es lo primeramente indispensable para que la Velada de este año tenga lugar en los terrenos comprados para la misma, aun cuando otra cosa digan los que no quieren reconocer y confesar el buen deseo y la enérgica actividad con que el municipio trabaja por todo aquello que redundar pueda en obsequio de los generales intereses de la localidad”. Pero por aquello de que el hombre propone y las circunstancias disponen, tan magnifico proyecto no llegaría a realizarse, y la Velada ha de instalarse una vez más en su antiguo emplazamiento, la Plaza de Prim (hoy Plaza de la Constitución). Aquella Velada de 1893 no sólo sería desafortunada por no haber podido estrenar un nuevo paseo, sino por otros tristes acontecimientos ocurridos en aquel mes de julio. Por las noticias de la prensa local podemos definir el programa de festejos. El sábado 24 de junio de 1893 se publicaba lo siguiente: “La Velada. Nótase cada día mayor animación para los festejos. El Programa Oficial contenido en un lujoso cartel, no deja nada que desear pues todas las fiestas organizadas y en el que se anuncia son de gran atractivo y lucimiento. Los trabajos de instalación continúan haciéndose con gran actividad y ya están remediados casi por completo los desperfectos, que como ayer difundíamos, ocasionaron las lluvias de anteanoche”.

Y el día 30 de junio el Diario de La Línea, publicaba otra breve información sobre los festejos: “Los Festejos. Mañana víspera de la Velada dará comienzo por la noche los festejos, a cuyo efecto las bandas militares y del pueblo recorrerán las calles de la población a las ocho y media, tocando escogidos pasodobles, instalándose a las nueve en la Plaza de Alfonso XIII (hoy Plaza de la Constitución), donde permanecerán hasta las doce, ejecutándose las mejores piezas musicales de sus repertorios. En la Explanada se quemarán a las nueve una vistosa y magnifica colección de fuegos artificiales, y todas las Galerías Recreativas y demás casetas de industriales abrirán sus puertas al público. En la Caseta Municipal instalada en el Real de la Velada, se celebrarán conciertos por una notable orquesta de bandurrias, guitarras, violines, flauta y piano, formada por jóvenes de la localidad, quienes se han prestado gustosos a amenizar de tan brillante manera en el presente año las fiestas de la Velada. La iluminación, profusa y artística, no dejará nada que desear siendo como es el factor principal para el lucimiento de los festejos, habiendo además maravillas y notables exhibiciones de fuegos artificiales, de lo mejor que en estas clases de trabajos se ejecutan. Figuran también entre los festejos proyectados, carreras de cintas a caballos y velocípedos, que se efectuaran en la Plaza de Toros, algunos de ellos con obstáculos, adjudicándose valiosos y artísticos premios a los vencedores”. En anuncio al respecto dice lo siguiente: “Velada de 1893 en La Línea de la Concepción: carrera de cintas a caballo y en velocípedos en las tardes del 4 al 6 del próximo julio. Los señores que deseen inscribirse para tomar parte en dichas carreras, pueden dirigirse con tal objetivo al D. Leopoldo Larios, D. Jorge Ballou y D. Eligio Fernández en Gibraltar, y en esta Villa al Secretario del Ayuntamiento quienes también atenderán a la demanda de billetes para asistir a dicha fiesta. La comisión. Aparte de otras atracciones, como bazares, abaniquerías, expositivas etc., figuran este año el notable Museo Histórico Anatómico, (El Mundo), de figuras de cera del Sr. Fernández Cuevas, y el Museo Universal de Mrs. Estrade-Berdet y Daure, que tan poderosamente ha llamado la atención en todas partes y últimamente en Algeciras. También habrá como en años anteriores, músicas, cucañas, fantoches, cafés cantantes, y entre otras novedades de esta Velada, las tres corridas de toros en los primeros días de los festejos; con el espada Francisco Bona (Bonarillo), el torero Antonio Escobar (Bote), el espada Reverte y los banderilleros Rodas y Moyano.”Otro de los detalles de esta Velada de 1893, es que los trabajos de carpintería de su instalación se adjudicaron a Manuel Gaitán por 600 pesetas, mientras la recaudación por arbitrios fue de 3.500. Pero como decíamos antes no todo en la Velada es alegría y felicidad, y dos notas tristes tuvieron lugar en aquel mes de julio de 1893. En la tarde del día 7, en plenos festejos, fallecía D. Lutgardo López Muñoz, vecino muy antiguo, fundador y primer Alcalde de esta Villa en 1870, militante del Partido Liberal, persona muy respetada por todo el pueblo, por ello los actos del sepelio registraron la más importante manifestación de duelo jamás conocida en aquellas fechas en La Línea. Y un periódico local publicó: “Justo homenaje. Con motivo del fallecimiento de don Lutgardo López Muñoz, el Ayuntamiento ha resuelto que esta noche no se encienda la Caseta de la Velada, ni que toque la banda de música en la Plaza de Prim. Es una determinación que honra a sus autores y que engrandece todo el vecindario”.

Una semana después, exactamente el día 15 de dicho mes de julio de 1893, también fallecía a las cuatro de la tarde y a los 78 años de edad don Adolfo Castillo, arquitecto gaditano autor de los proyectos de la Plaza de Toros, Mercado de Abastos y del Matadero Municipal. En aquellas fechas don Adolfo era concesionario del Mercado, y la muerte le sorprendió en La Línea, adonde se había trasladado desde Cádiz para asuntos de negocios.

El periodista linense Enrique Gómez de la Mata, despedía con estos versos aquella Velada de 1893: Ya termina la feria, vuelve la calma; ¡Qué recuerdos tan gratos guardo en mi alma! ¡Cuánta alegría respiran estas fiestas de Andalucía!

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