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Niños con paraguas

El Parque era el lugar más visitado por la infancia gaditana, como también lo era la plaza

No es que en Cádiz llueva mucho por lo que, como ocurre en poblaciones más lluviosas, el paraguas sea de gran utilidad. Aquí, como la lluvia viene acompañada casi siempre de viento, su utilidad es menor, porque lloviendo de lado, no nos evita mojarnos. Aún así, el que tiene un paraguas en Cádiz, no quiere perderlo, como les había ocurrido a los niños del Parque Genovés, que vinieron de París, como tantos otros niños, pero no con la cigüeña, sino como regalo de la familia Aramburu. Y se lo han repuesto, según nos cuenta este Diario y muchos de los que cuando niños, íbamos a visitarlos con frecuencia, hemos respirado con satisfacción, porque, es sabido que una mojadura puede tener fatales consecuencias.

El Parque, era el lugar más visitado por la infancia gaditana, como también lo era la plaza, porque en ella se instalaba la Feria del Frío, con la Tía Norica y otras atracciones. El Parque se construyó, sobre lo que había sido el Paseo del Perejil, nombre que le puso el vecindario, que da una idea de que no tenía ni la frondosidad ni la variedad de especies arbóreas, con la que lo dotaron, primero Martínez en 1854 - por lo que recibió el nombre de Paseo de las Delicias de Martínez- y luego, en 1892 el alcalde Gerónimo Genovés, que lo dotó de un muestrario botánico, cipreses, fuentes, cascadas con cueva, que ha llegado hasta nosotros.

El Parque Genovés está en muy buena compañía porque además de tener al Teatro Pemán y al Cortijo de los Rosales, es vecino del Hotel Atlántico, hoy Parador, y del Tenis. Allí, en el verano de la explosión (1948), oíamos componer a Antonio Machín, que actuaba en el Cortijo, lo que sería su mayor éxito "Angelitos negros".

Volviendo a la cascada, que llegó a tener patos por poco tiempo, porque no olvidemos que aquellos años 40 fueron los del hambre, podía visitarse, subiendo una escalera de madera o bien por su interior, trayecto menos aconsejable por los malos olores. Hay una magnifica foto de ella en el libro de Ramón Muñoz y también he visto otras fotos donde en el lago de la cascada, aparecen dinosaurios, que ignoro quién y cuándo se pusieron ahí y que yo nunca vi. En las entradas del parque tanto, en frente del Tenis, como en la otra más cercana a la Alameda, en las portadas arquitectónicamente muy cuidadas, consta la fecha de la inauguración (1892). La reposición del paraguas ha traído a mi mente estos recuerdos y los he disfrutados y espero que a los que me lean, les sirva también para rememorarlos con felicidad.

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