Cuando en 1767 los jesuitas son expulsados de España, sus bienes quedan en poder de la Corona. En Jerez los retablos de la antigua iglesia de la Compañía se reparten entre distintas iglesias. A la de Santiago se dona el de San Ignacio en 1770, siendo colocado en el altar colateral del lado de la epístola, donde hoy se veneran las imágenes de la hermandad de la Buena Muerte. ¿Cómo era esta pieza? En un inventario redactado en 1768 (Archivo Municipal, legajo 114, expediente 3501, ff.9v-10), cuando dicho retablo aún se encontraba en su localización original, se especifica que tenía 8 varas de altura y 6,5 de ancho. La policromía consistía en talla y molduras doradas y fondos pintados mediante una corladura celeste. ¿Cuándo desapareció? Aún aparece en un inventario parroquial de este edificio de 1849 donde se especifica que "fue de los jesuitas" y estaba presidido entonces por una talla del Apóstol titular del templo. Después se le pierde el rastro, por lo que pensamos que debió de ser destruido en la devastadora restauración que padeció Santiago a finales del XIX.

La identificación con el polémico retablo de la sala capitular de la Cartuja cartujana choca, entre otras cosas, con la diferencia de policromía (fondos azulados y no blancos) y con sus distintas medidas pues las del retablo jesuítico eran inferiores, 6,5 m. de alto por 5,5 m. de ancho aproximadamente, mientras que el cartujano es de 9 m. por 6,40 m., según refleja la ficha correspondiente de la base de datos del Patrimonio Mueble de Andalucía. Aun reconociendo que debido a la accidentada historia del retablo se hayan modificado sus medidas originales, la diferencia tan acusada de 2,5 m. de altura es lo suficientemente elocuente para poner en duda que ambos sean el mismo. Y en caso de duda, lo mejor es perdonarle la vida al condenado, o sea, in dubio pro reo.

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