Gibraltar

La segunda ronda de negociación concluye sin mención a Gibraltar

  • La UE exige a Londres claridad sobre la factura del 'Brexit'

  • No hay avances en el problema financiero ni en los derechos de los ciudadanos

David Davis, ministro británico para el 'Brexit', y el negociador comunitario, Michel Barnier, ayer en Bruselas.

David Davis, ministro británico para el 'Brexit', y el negociador comunitario, Michel Barnier, ayer en Bruselas. / stephanie lecocq / efe

La segunda ronda de negociaciones sobre el Brexit acabó ayer sin mención alguna a Gibraltar y sin avances palpables, lo que pone en peligro el calendario fijado por Bruselas para cerrar un acuerdo acuerdo a corto plazo. La Unión Europea (UE) exige al Reino Unido "clarificaciones" en materia de derechos de los ciudadanos y sobre todo en cuanto a la factura que deberá pagar por abandonar el club comunitario. "Como he dicho claramente a David (Davis, el ministro británico para el Brexit), una clarificación por parte del Reino Unido es indispensable para negociar y lograr progresos suficientes sobre el acuerdo financiero, inseparable de otros elementos del dossier de la retirada", indicó el negociador jefe comunitario, Michel Barnier.

El político francés compareció en una rueda de prensa al término de esta ronda, que comenzó el lunes, junto a Davis, quien corroboró también "diferencias" entre las dos partes en cómo enfocar los derechos ciudadanos.

Bruselas pretende que el Tribunal de la UE ampare a los europeos en el Reino Unido

Tras una primera ronda en junio en la que sentaron la agenda de las negociaciones, Barnier dijo que ésta sirvió para que ambas partes presentaran sus propuestas y para identificar "convergencias y divergencias", y que la próxima, a finales de agosto, debería ser la de "las clarificaciones". "Tan pronto como el Reino Unido esté listo para precisar la naturaleza de sus compromisos, estaremos dispuestos a discutir", sostuvo Barnier, que advirtió que el acuerdo financiero no se logrará con "pequeños pasos", por lo que pidió a Londres una propuesta sobre ese punto como ha hecho ya sobre los derechos de los ciudadanos. Según diferentes cálculos, la factura oscila entre 60.000 y 100.000 millones de euros, pero fuentes comunitarias insistieron en que, por el momento, la UE no ha puesto una cifra sobre la mesa a Londres sino una propuesta con "la lista de lo que debe figurar en el reglamento financiero". Otro punto clave de esta fase de negociaciones es el de los derechos de los ciudadanos británicos y europeos. Davis reconoció que "estamos de acuerdo en la necesidad de certidumbre para los ciudadanos, pero obviamente tenemos diferentes visiones sobre cómo conseguirlo", indicó.

Bruselas quiere que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sea el garante de los derechos de los ciudadanos europeos instalados en el Reino Unido y de los británicos residentes en la UE.

"Existe una divergencia fundamental sobre la manera de garantizar estos derechos", comentó Barnier, en especial en lo relacionado con cómo asegurar los derechos de futuros miembros de la familia o la exportación de ciertos beneficios sociales.

Fuentes comunitarias explicaron que el Reino Unido ha expresado interés por la situación de los trabajadores desplazados. Los negociadores de Bruselas y Londres se refirieron también a la situación de Irlanda e Irlanda del Norte, que junto a los derechos de los ciudadanos y la factura del divorcio comunitario es uno de los asuntos prioritarios.

"Ambas partes siguen comprometidas con los Acuerdos del Viernes Santo y con alcanzar una solución flexible e imaginativa para abordar circunstancias únicas sobre las fronteras", dijo el negociador británico.

Teniendo en cuenta que las fronteras terrestres entre Reino Unido y la Unión Europea son temas calificados como prioritarios en las primeras reuniones, llama especialmente la atención la ausencia de mención por parte de los británicos al problema de Gibraltar. Hasta el momento, ninguna de las partes se ha mostrado especialmente interesada en discutir este asunto. La UE ya lo había avisado. Los dirigentes europeos indicaron hace algún tiempo que cualquier acuerdo sobre el Brexit y la futura relación con la Unión Europea, no se aplicaría directamente sobre el Peñón, sino que dependería de un acuerdo entre Madrid y Londres. De esta forma, Europa se posicionaba dejando la última palabra a España. El portavoz del Gobierno y ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo, celebró ayer el "gran éxito" de la diplomacia española por haber conseguido que la UE condicione cualquier decisión sobre Gibraltar a un acuerdo bilateral entre España y Reino Unido.

Hace un mes, el Gobierno británico incluyó a Gibraltar en su propuesta, aún provisional, sobre los derechos que mantendrían después del Brexit tanto los ciudadanos europeos en Reino Unido, como los británicos en suelo del viejo continente. Además, Theresa May reiteró recientemente que cualquier pacto sobre el Peñón se discutiría "más adelante". "Gibraltar es un asunto en el que no coincidimos, nuestra posición es clara: la soberanía de Gibraltar no está en discusión. Su gente ha expresado repetida y abrumadoramente su deseo de permanecer bajo soberanía británica y lo respetaremos" expresó hace algunas semanas un portavoz del Gobierno británico mediante un comunicado.

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