Gibraltar

El conflicto sigue en Twitter

  • Las redes sociales resucitan una vieja encuesta en la web de 'The Telegraph' en la que se pregunta si Gibraltar es 'british' o 'spanish'

El conflicto sigue en Twitter

El conflicto sigue en Twitter

Cuando hace 303 años España cedió al Reino Unido "la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen" comenzó una disputa, casi siempre diplomática, a menudo bélica y, en todo caso, política, que desde entonces se ha desarrollado en despachos, comités, cumbres y conferencias. En esencia, la riña se produce porque España pretende recuperar el territorio y el Reino Unido no está dispuesto a cederlo, mientras que los gibraltareños que se instalaron allí tras la ocupación del 1 de agosto de 1704 han conformado una sociedad y un estilo de vida británico, con un alto nivel de autogobierno, del que no quieren desprenderse. El conflicto de la Verja ha generado horas y horas de radio y televisión y páginas y páginas de estudios, ensayos, libros, artículos de los que los ciudadanos de la comarca y de Gibraltar sólo podían participar como espectadores o lectores. Hasta ahora. En agosto de 2013, a cuenta de un artículo en el que el entonces primer ministro británico, David Cameron, en el que se mostraba preocupado por las escalada de tensión en la Bahía, a alguien en el periódico británico The Telegraph se le ocurrió colgar en su web una encuesta. La pregunta, tan escueta como absurda, era: ¿es Gibraltar británico o español? La cuestión corrió como la pólvora por las redes sociales, donde los ciudadanos obtuvieron la oportunidad de dar su opinión a golpe de un clic en un conflicto que antes veían desde lejos en los grandes foros europeos y mundiales. Pese a que la pregunta, de puro obvia, es tonta, la gente empezó competir por ver quién ganaba. Más de tres años esta batalla no sólo no ha muerto, sino que periódicamente resucita. Así ha ocurrido esta semana, cuando cientos de personas se movilizaron para votar a través de Twitter, dando un nuevo impulso a un sondeo que parecía ya extinguido. El resultado es que a día de ayer 1.865.707 personas han participado en él. No tiene ningún valor científico porque cualquiera puede votar sin control alguno. Tanto es así, que la opción española tiene 1.717.439 votos -algo así como fruto de la famosa postverdad de la que tanto se habla- y sólo 148.268 entienden que es británica.

El autor de la encuesta ni siquiera se preocupó de exponer a los internatutas la posibilidad de expresar sus deseos. Es decir, no les preguntó si quieren que Gibraltar sea británica o española, lo que hubiera sido una cuestión más lógica. Les inquirió sobre si el Peñón es español o british, como si eso no pudiera consultarse en los libros de historia.

En las redes sociales no es difícil encontrar en los últimos días quien alienta a sus seguidores a votar una u otra opción en virtud del deseo chovinista de amargarle la tarde al contrario. La encuesta está vivísima pese a que en noviembre de 2013 The Telegraph destapó con una información que ofrecía un dato revelador: miles de votos emitidos a favor de la españolidad del Peñón procedían de ordenadores ubicados en un solo edificio: el del Ministerio de Defensa español. Según el rotativo inglés, la encuesta dio un "giro radical" cuando comenzó una campaña en Twitter, Facebook y Whatsapp para animar a la gente a que votara por la opción `Spanish'. El periódico intentó hablar con el Ministerio de Defensa español sobre el hecho de que los votos procedían de protocolos de internet o equipos informáticos de su propiedad, pero el organismo que dirige Pedro Morenés no se pronunció al repecto. En cualquier caso ni aquello le llevó a retirar la pregunta, que le brinda una enorme cantidad de tráfico en la web.

Lo que está claro es que en los últimos años los conflictos de ideas e intereses en todo el mundo se libran principalmente a través de internet. Y el de la Verja no es una excepción. Aunque en el pasado era motivo de discusión en sesudas reuniones en la ONU o en la UE, ahora donde se compite por quedarse por el Peñón es en las redes sociales. El ciudadano, delante de un ordenador, puede determinar si es español o británico, como si eso fuera a cambiar el color de su bandera.

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