Gibraltar

La Unión Europea romperá el sábado su neutralidad en el conflicto de la Verja

  • Representantes de los Veintisiete dan el visto bueno sin fisuras a las directrices que excluyen a Gibraltar de la negociación y condicionan su estatus posterior al 'Brexit' al acuerdo de España

El jefe negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier (derecha), conversa con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

El jefe negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier (derecha), conversa con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. / efe

Altos funcionarios de todos los países de la Unión Europea excepto el Reino Unido aprobaron ayer por consenso las directrices que guiarán la negociación con los británicos para su salida del club comunitario. Esta hoja de ruta comprende el compromiso de los Veintisiete a no tratar la situación de Gibraltar durante las conversaciones y condiciona cualquier pacto posterior sobre su estatus al visto bueno español.

Los llamados sherpas de la UE dejaron cerrado el documento que el próximo sábado rubricarán los líderes de los todos los gobiernos -una vez más, excepto la británica Theresa May- durante una cumbre que se celebrará en Bruselas. Uno de los participantes en la reunión de ayer relató a la web especializada Politico que el grueso del acuerdo respeta el borrador con las líneas rojas redactado por el presidente del Consejo, Donald Tusk, y que se conoció a principios de abril. Los representantes de los Veintisiete tan sólo introdujeron ajustes técnicos de poca importancia.

Antes de la cumbre del sábado, Theresa May recibirá mañana en Londres por primera vez al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier. Sobre el papel la reunión se celebra para que May conozca en persona al que será su interlocutor principal durante el proceso de salida, pero la realidad es que la primera ministra británica pretende discutir en privado estas directrices para intentar suavizar algunas de ellas. La que excluye a Gibraltar de la negociación fue la que más escoció en el Reino Unido, hasta el punto de que el ex líder conservador Michael Howard afirmó que estaba convencido de que May iría a la guerra por defender a Gibraltar tal y como hizo Margaret Thatcher con Las Malvinas (Falklands) hace 35 años. El papel que el Peñón jugará en las negociaciones del Brexit se antoja una de las claves de la preparación de las conversaciones. Después de que los Veintisiete adopten oficialmente las directrices del Brexit, los funcionarios de la Comisión Europea comenzarán a dar cuerpo al documento final, más compleja y detallado, para que sea aprobado a finales de mayo. Entonces ya sólo habrá que esperar a que pasen las elecciones británicas (el 8 de junio) para que se pongan en marcha las negociaciones, que culminarán en dos años con la salida del Reino Unido y Gibraltar de la UE.

Cuando el sábado los líderes de la UE aprueben la hoja de ruta del Brexit, se habrá roto por primera vez en la historia el principio de neutralidad respecto al conflicto de la Verja que ha regido en el club comunitario. El propio Tusk explicó que esto sucede porque a partir de la salida la UE sólo representará a una de las partes: España.

Las líneas rojas de los Veintisiete dejan claro que ningún asunto podrá ser negociado de manera bilateral entre Londres y otro Estado miembro y que "nada estará acordado hasta que todo lo esté". Además, el documento recuerda al Gobierno de May que la salida del club comunitario tendrá un coste y que Reino Unido debe "cumplir con todos sus compromisos y obligaciones asumidas como Estado miembro" antes de empezar a hablar con la relación posterior con la UE.

El proceso de ratificación posterior será diferente para cada acuerdo, según recalcaron fuentes europeas, ya que el primero, el que corresponde a la retirada de Reino Unido, es de competencia exclusiva de la UE y no necesitará el visto bueno formal de los parlamentos nacionales, aunque sí de la Eurocámara. El pacto posterior que regule las relaciones comerciales, sin embargo, será "con toda probabilidad un acuerdo mixto", por lo que afectará a competencias nacionales y necesitará de la ratificación de cada Parlamento nacional.

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