Gibraltar

MARK MILESLa voz 'yanita' del Papa

  • El intérprete gibraltareño de Francisco vuelve a la primera plana por la visita de Trump al Vaticano

  • En 2015 se convirtió en una celebridad en el viaje a EEUU

Cuando el pasado miércoles el presidente de los Estados Unidos, Donal Trump, llegó al Vaticano para encontrarse por primera vez con el Papa Francisco, había millones de ojos y oídos pendientes de cada gesto y cada frase de los dos líderes mundiales. Luego, cada instante fue sometido a análisis en los medios de comunicación y en las redes sociales, donde se desató el debate, la polémica e incluso la sorna. Que si cómo iba vestida Melania, que si el Papa criticó el sobrepeso del dirigente, que si no estaba tan sonriente como cuando se encontró con Obama... No quedó un resquicio por desglosar del esperado encuentro, desarrollado -a decir de los expertos- con cierta tensión en el ambiente. Las escenas se suceden en los informativos. En todas ellas aparece en segundo plano un sacerdote joven, siempre sonriente, detrás de unas gafas que le confieren un aspecto intelectual. Es de ademán discreto, surge detrás de una puerta, observando desde de una habitación contigua o al fondo del plano, siempre pendiente. Pero cuando todos se retiran y el Papa se queda solo con Trump, él no se va. Más bien al contrario: toma asiento a la izquierda del Pontífice, y sin perder la sonrisa mira a Trump con el mismo gesto amable que en su día le dedicó a Obama. ¿Quién es el cura misterioso? ¿Y qué hace? Para muchos es un desconocido, pero no para los gibraltareños, que reconocen inmediatamente y, no sin cierto orgullo, a su paisano Mark Miles. Monseñor Mark Miles, un gibraltareño que es la voz del Papa cuando quiere hablar inglés.

Como buen argentino, Francisco dejó claro desde un primer momento la importancia que le concede a la comunicación. Sabe hablar su español nativo, y también italiano con fluidez, además de poder mantener conversaciones en francés, portugués y alemán. Pero el inglés no es lo suyo. No quería el Papa un traductor profesional, que hiciera mecácnicas interpretaciones de sus palabras, sino alguien que dominara a la perfección el español y el inglés desde la cuna, de modo que pudiera traducir la esencia de sus ideas, el corazón de lo que quiere decir. Y ahí descubrió a Miles, como buen gibraltareño, un gran conocer de los dos idiomas. El afecto que el Papa no tardó en cogerle hizo el resto y desde entonces no se separan cuando Francisco necesita alguien que hable inglés.

En septiembre de 2015, cuando el Sumo Pontífice visitó EEUU, Miles se convirtió en una celebridad. En un viaje de seis días por Washington DC, Filadelfia y Nueva York, el gibraltareño supo transmitir la palabra del Papa a los norteamericanos. Y todos, empezando por su jefe, supieron valorar su complicadísimo e importante trabajo.

En Filipinas, que el Papa recorrió tras un tifón mortal, Miles se confirmó. Aquello debió ser incluso más delicado, con miles de personas pendientes de una palabra de consuelo de Francisco que surgiera del corazón.

Muchos quisieron entrevistarle, conocerle mejor, pero él rehusó siempre, feliz en su modesto segundo plano. "Soy un personaje muy aburrido", le dijo a New York Times. Los periodistas del Vaticano hablan de una persona con un carácter muy similar a Francisco. El minipapa, llegaron a llamarle.

En el Peñón se considera uno de sus hijos más ilustres. En 2015 fue distinguido con la Medalla de Distinción de Gibraltar. "Me siento muy honrado de haber recibido esta medalla como gibraltareño, y me gustaría dar las gracias al ministro principal, el Parlamento y al alcalde porque he sentido el apoyo de todos ellos", dijo. "A veces es fácil cometer errores en la traducción, pero siento su ánimo y sus oraciones, así que gracias", insistió.

Así es la voz británica del Papa argentino, un hombre que apenas habla si no es para traducirlo, un cura discreto criado a la sombra del Peñón.

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