Pasarela

Retales de Sicab

  • Ornella Muti se molestó al no recibir ‘ipso facto’ el plato de jamón serrano que solicitó durante una cena de gala

Con el almuerzo de este domingo en la finca de Bertín Osborne se dio por concluido, socialmente me refiero, el fin de semana del Salón Internacional del Caballo en Sevilla. Si han seguido la información –a través de nuestras páginas, espero-, sabrán que, como viene siendo habitual cada edición, muchos personajes conocidos han visitado este año el certamen. Tal vez menos que en otras ocasiones –pues hasta en eso se tiene que hacer notar la dichosa crisis-, pero con tanta trascendencia como la tejana Jerry Hall o la italiana Ornella Muti. La primera viajó en compañía de una amiga y sin amores que, de momento, ocupen su corazón. La segunda exhibió su pasión por su novio, Fabrice Kerhevé quien, por lo visto, se dedica a aleccionar famosos para que sepan serlo adquiriendo, entre otros aprendizajes, soltura ante la prensa y proyectando su imagen de manera correcta.

“En casa del herrero, cuchillo para cortar jamón”, pensaba yo en relación al popular refrán y al considerable enfado de “la” Muti cuando, tras pedir, ella y su hija Naike, unas lonchitas de pata negra durante la cena del sábado en el Abades Triana, la mamma se dirigió a uno de los encargados del establecimiento para amenazarle con airear su molestia en televisión si no solventaban su antojo de inmediato. La indignación, que la actriz no disimuló –incluso delante de los avizores ojos de la canalla–, pudo más que la prudente educación y, antes de que el delicioso postre de chocolate de Willy Moya hubiera llegado al estómago, Ornella y los suyos se marcharon, eso sí, mucho más tranquilos tras degustar uno de los “productos estrellas”.

 

Desde luego que a las divas parece que hay que consentirles sin rechistar prácticamente todo aquello que deseen. Como no cambiarse de ropa y, después de pasar todo el día para arriba y para abajo de parranda por la ciudad, acudir a la fiesta que les acabo de referir con el mismo modelo y las bailarinas con las que había comparecido en rueda de prensa, a las once de la mañana, la mismísima Jerry Hall. “A mí me da igual de tó”, pensaría la ex de Mick Jagger mimetizándose con la frescura andaluza.

 

Pero no. Las cosas tienen matices y, si bien es raro que a un periodista le dé por hacerse fotos con los personajes de los que suele informar, no siempre se tiene oportunidad de coincidir en un evento con Tamara Falcó, Julio José Iglesias y Carmen Lomana. Por eso, quien firma estas líneas y sus compañeros de mesa, nos abalanzamos, en el sentido literal del término, para solicitarles una instantánea digital en amor y compaña. ¡Ea! ¡Ya podemos presumir de haber estado de picos pardos con los niños de la Preysler!

 

Y con Juncal Rivero, con el simpatiquísimo Carlos Baute –que se quedó solo bailando salsa cuando la relaciones públicas, Silvia Peris, en cuestión de segundos, perdía las tapas de sus zapatos y, antes de escurrirse por la falta de adherencia, abandonaba la pista–, o incluso con Bertín Osborne y su mujer, Fabiola, María Rosa, Carmen Tello y Curro Romero o la popular Paloma Gómez Borrero, feliz de su vuelo sevillano a la tierra de María Santísima… Claro que, estos últimos fueron protagonistas del encuentro nocturno del viernes en el Hotel Alfonso XIII, al que tampoco faltó el adorable matrimonio formado por Raquel Revuelta y Miguel Ángel Jiménez. 

 

Allí comprobé el problema que supone, como es mi caso, no comer carne y, si bien el salmón era un delicioso primer plato, cuando en el segundo –pato con setas y patatas–, solicité un cambio por verduras o pescado, me encontré como alternativa la mencionada guarnición del ave a la que, para que no se sintiera sola, se le había buscado el original complemento de un ovillito de espaghetis con tomate. Vamos, un menú infantil en toda regla que provocó el cachondeo general... y particular. No obstante, que nadie se preocupe. No pienso acudir a televisión alguna para hacer público el incidente. Lo importante son los buenos momentos. Esos que, gentes como Tomás Terry o María Freixa, responsables de la coordinación de estos complicados cotarros, nos han vuelto a regalar. Un brindis por ellos y, ¡hasta pronto! 

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