Cultura

Del sexo, la muerte y la soledad al idealismo feroz de los años 60

  • Urszula Antoniak presenta 'Code Blue', una cinta sobre una enfermera que consuela a enfermos terminales, mientras que Andres Veiel indaga en las raíces del terrorismo

La directora holandesa de origen polaco Urszula Antoniak, ganadora del Giraldillo de Plata en la edición de 2009 por Nothing personal, regresó ayer al Festival de Cine Europeo de Sevilla con Code Blue, una película que trata sobre la muerte, que "es el último tabú, ya que el sexo no lo es; y la pobreza es lo que debería serlo". La cinta habla de eso, del sexo y la muerte, pero también de la soledad y la eutanasia, y cuenta la historia de una mujer de mediana edad, enfermera, que se vuelca en su trabajo, y pasa por ser la redentora de algunos enfermos graves o terminales, hasta el punto de propiciarles la muerte.

Tras la primera proyección del filme en el Lope de Vega, Antoniak aseguró que siempre trata de que en sus películas los personajes, al menos los protagonistas, sean "más grandes que la vida misma", de modo que, en este caso, su protagonista es "una metáfora de la muerte, como si fuese la muerte que se convierte en carne y hueso y viene a vivir entre nosotros y a tratar de vivir como nosotros, aunque sin conseguirlo".

"Es una mujer muy extrema, que vive en el mundo de ideas y que no es capaz de conciliar cosas como el romanticismo y el sexo", añadió la directora, a la vez que aseguró que, en el cine, rodar escenas extremas -como una violación o una masturbación- es "mucho más fácil" que rodar la vida ordinaria, porque "nadie tiene una idea exacta de lo que es la vida ordinaria". En Code Blue, la enfermera observa una violación desde la ventana de su casa y mientras lo hace comprueba que un vecino suyo también está viendo ese acto de violencia, momento desde el cual se fija en él como objeto de su deseo sexual.

Antoniak también aseguró que quiso acercarse a la idea de la muerte "sin melodramas", y a la pregunta de si su cine está influido por el de Michael Haneke, Antoniak opinó que lo está "y mucho", y alabó al autor de Funny Games o Caché: "Es uno de los pocos que hace películas sobre ideas".

La realizadora afirmó además que si Nothing personal estaba hecha con el corazón y Code Blue con las vísceras, la próxima la ha reservado al cerebro y tratará sobre "la seducción como obra de arte". Para ello contará la historia de dos niñas, una holandesa y otra marroquí y bellísima pero menos afortunada. El filme será, o a eso aspira la directora, "una partida de ajedrez emocional" entre ambas niñas, desde la idea de que "la seducción se basa en la debilidad del otro".

Por su parte, el director alemán Andres Veiel, que concursa en el certamen Si no nosotros, ¿quién?, declaró que "los más jóvenes sienten necesidad de buscar héroes", lo que no significa que "tiendan al terrorismo", sino que, en su opinión, están "necesitados de una orientación política". Todo esto a cuenta del tema que trata el primer largometraje de ficción de este documentalista, que se basa en la historia de dos personajes reales, el escritor e hijo de escritor nazi Bernward Vesper y Gudrun Ensslin, la cual terminará siendo condenada por actividades terroristas.

La película de Veiel cuenta, con profusión de imágenes de época en blanco y negro, que se intercalan entre las de la historia de amor de Bernward y Gudrun, el ambiente opresivo de la posguerra en la República Federal de Alemania, de una generación que se forma contra la guerra de Vietnam y que vive en un país gobernado por políticos que aún conservan "un fondo nazi", según el cineasta. El título de la película hace referencia a uno de los lemas de las manifestaciones juveniles de finales de los 60, "cuando había una gran inestabilidad política en Europa, había dictaduras en Portugal y España, y parecía que podría haberlas en cualquier momento en Italia e incluso en Alemania", señaló Veiel para incidir en las grandes diferencias entre aquellos años y la actualidad.

No obstante, la película no pretende ser sólo "una recreación del pasado, sino también una introspección para encontrar respuestas para el presente", así como una revisión de las condiciones sociales y políticas que dieron lugar a aquellas viejas revueltas, concluyó Andres Veiel.

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