Feria de Málaga

Flamencos muy caninos

  • Las mascotas son protagonistas de la Feria, donde acuden vestidas para la ocasión

Para disfrutar la Feria de Málaga y ambientar las calles de un aire festivo, una de las mejores opciones es sacar del armario el traje de faralaes, colocarse una peineta y una flor con pendientes a juego y salir por el centro o al Real para comenzar otra jornada más de jolgorio. Las improvisadas pasarelas en las que se convierten las calles más céntricas de la capital o las del Cortijo de Torres son el escenario por el que desfilan cada día miles de malagueños y visitantes, que, ataviados con el "uniforme oficial" de la Feria, acuden a pasarlo en grande ya sea con vestidos de flamenca, chaquetilla y camisa de chorreras de estilo caballista, tirantes verdes y morados o las faldas de malagueñas con detalles de lunares.

Pero, motivado por una reciente tendencia que ya se hizo notable en las ediciones pasadas, a estos modelos feriantes les han salido unos duros contrincantes. Una competencia que, por increíble que parezca, viene con correa y caminando a cuatro patas desde sus mismas casas. Y es que vestir a juego a las mascotas y llevarlas a lucirse por la Feria para el deleite de los presentes y sus propios dueños se ha convertido en una moda cada vez más común entre los asiduos a la fiesta grande de agosto. Porque si los festejos se visten de corto, no van a ser sus amos los únicos que se anuden el pañuelo a la cintura, se enfunden las botas camperas y se coloquen el sombrero de ala ancha. Para ellos también hay adornos de Feria; batas de lunares que se abrochan con velcro, flores casi de miniatura e incluso collares de perlas de colores y mantoncillos de flecos son la indumentaria casi reglamentaria que se impone entre los canes más fiesteros, para demostrar que una vida de perros también se puede llevar con gracia, salero y elegancia.

A caballo y de rosa fucsia. Así paseaba por el recinto ferial acompañado de sus dos pequeñas y fieles amigas un perrito bodeguero que lucía de lo más flamenco. "Le encanta montarse en el caballo, le gusta más que ir por el suelo", decía su dueña, vestida con los mismos tonos y sorprendida de lo cómodo que se sentía con su nueva vestimenta, que no le molestaba ni para saltar dando brincos durante sus juegos ni tan siquiera para correr por la pelota. Los volantes y los lunares tampoco les parecía un engorro a Jani, una perrita chihuahua que curioseaba los puestos de la plaza de la Merced con su traje de faralaes ante los atentos ojos de su dueña: "Las visto así y las traigo al centro, para eso estamos de Feria", sentenciaba con ella en su regazo, mientras le recolocaba de nuevo la florecilla que tenía prendida al pelo. Junto a ella, otra cachorro de la misma raza descansaba en un carrito también ataviada con bata de volantes y una rosa roja detrás de su oreja.

Como ellos, otros canes han sido el centro de atención de la fiesta, el objetivo de las cámaras y los flashes que buscaban inmortalizar para posteridad ese momento en el que, entre Cartojal y platos de jamón, sevillanas y música de charanga, se hacían hueco de manera inmediata unos pequeños flamencos a los que no le faltaba ni ladrar con arte para disfrutar de la Feria.

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